Los egipcios votaban este domingo para elegir un parlamento que con toda probabilidad afianzará el poder del presidente Abdel Fatah Al Sisi, a falta de una oposición duramente reprimida desde el derrocamiento hace dos años de su predecesor islamista, Mohamed Mursi.

Las elecciones para elegir a los 596 miembros del parlamento se desarrollarán en dos fases y concluirán el 2 de diciembre.

En la primera fase votarán 14 de las 27 provincias del país. Los egipcios residentes en el extranjero votaron el sábado.

Se tratará del primer parlamento elegido desde que Al Sisi, exjefe del ejército, derrocara el 3 de julio de 2013 al anterior presidente islamista Mohamed Mursi, y reprimiera violentamente toda oposición islamista, laica y liberal.

Los candidatos a estas elecciones legislativas apoyan casi todos a Al Sisi, elegido cómodamente presidente en mayo de 2014.

El único interrogante de estos comicios es la participación, según los expertos: permitirá saber si la gran popularidad -casi un culto a la personalidad- de Al Sisi, que puso brutalmente fin a un efímero poder civil de los Hermanos Musulmanes, se mantiene o no en un país con graves problemas económicos.

En un colegio electoral instalado en una escuela primaria en el barrio de Haram, en el centro de El Cairo, unos 40 electores entraron en calma a las 09:00 horas (07:00 GMT), las mujeres de un lado y los hombres de otro, según constató un periodista de AFP.

“Será el Parlamento del presidente” opina sin la menor duda Hazem Hosny, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de El Cairo. “Se limitará a validar sin más” las decisiones del presidente, coinciden otros politólogos interrogados por la AFP.

En efecto, desde el derrocamiento de Mursi, las fuerzas de seguridad de Al Sisi mataron a más de 1.400 manifestantes islamistas que exigían el retorno de su presidente, el primero electo democráticamente en Egipto.

Además, más de 15.000 miembros de la cofradía de los Hermanos Musulmanes fueron encarcelados. Centenares de ellos, como el mismo Mursi, han sido condenados a muerte en expeditivos juicios colectivos denunciados por la ONU.

Oposición aniquilada

Tras haber erradicado del escenario político a los Hermanos Musulmanes, principal fuerza de oposición desde hace nueve décadas, el nuevo régimen prohibió y reprimió violentamente cualquier manifestación laica o liberal, haciendo detener a las principales figuras de la revuelta de 2011, que provocó la caída de Hosni Mubarak.

Así, estas elecciones se celebran en ausencia de cualquier tipo de oposición. Los principales carteles que cubren los muros de la capital desde hace algunos días solamente muestran a candidatos que apoyan al presidente Al Sisi.

Además, ni el presidente ni su gobierno han tenido que hacer campaña. Al Sisi se limitó el sábado a exhortar a los egipcios a acudir masivamente a las urnas para obtener una “participación alta”.

El presidente goza asimismo del apoyo de los países occidentales, que le venden armas y material militar, ya que están convencidos -como él mismo proclama- que es el principal muro de contención en la región contra los yihadistas del Estado Islámico (EI).

Sin embargo, la rama egipcia del EI, muy activa en la península del Sinaí -fronteriza con la Franja de Gaza e Israel- multiplica los atentados sangrientos desde 2013, casi exclusivamente contra el ejército y la policía, en represalia, según los yihadistas, por la represión que sufren los islamistas.

En fin, todas las coaliciones que se presentan a las elecciones apoyan a Al Sisi y cuentan entre sus miembros a exdirigentes del disuelto Partido Nacional Demócrata (PND) de Mubarak, o a exministros de éste. Otra coalición importante es el Frente Egipcio, dirigida por el partido de Ahmed Chafiq, último Primer ministro de Mubarak.

El partido salafista Al Nur es el único islamista en liza. Pero también apoya abiertamente a Al Sisi.

“Este parlamento será débil, inútil, sólo sirve para decir que se celebran elecciones legislativas” constata un elector, Islam Ahmed, contable de 32 años, al pasar ante el colegio electoral de Haram.