A un día de que la presidenta Michelle Bachelet comunicara su decisión de nombrar a Jorge Abbott como el candidato a fiscal nacional (que debe ser ratificado en el Senado por 2/3 de los parlamentarios en ejercicio), el ministro del Interior, Jorge Burgos, busca prevenir un bochorno como el que le significó el rechazo de Enrique Rajevic como contralor general de la República.

En este último proceso, donde solo faltó un voto en la Cámara Alta para que Rajevic tuviera el visto bueno de los congresistas, se criticó la supuesta falta de diálogo del Gobierno, junto con los antecedentes del mismo candidato que fue propuesto a la mandataria por el propio Burgos.

El secretario de Estado aprovechó la firma del proyecto de ley que norma el derecho a voto de los chilenos en el extranjero para dialogar respecto a la votación de Abbott con algunos senadores que asistieron a la ceremonia en La Moneda.

“Hablé con los senadores que estaban ahí, hablé con Hernán Larraín, con Jorge Pizarro, con Isabel Allende, y vamos a seguir trabajando en eso. Es lo que hay que hacer, no tiene nada oculto”, manifestó.

Precisamente el timonel de la Unión Demócrata Independiente, Hernán Larraín, era uno de los votos considerados claves para poder inclinar la balanza en favor de Rajevic, aunque finalmente el dirigente gremialista se abstuvo de votar.

Si bien Burgos se ha mantenido cauto, sí cree que ahora puede lograr la luz verde en el Senado. “Creo que hay una alta posibilidad”, manifestó al ser consultado sobre si contaría con los votos suficientes para que se aprobara el nombramiento de Abbott.

En tanto, separó las aguas entre el nombramiento del fiscal y el fallido nombramiento del contralor, aclarando que son cosas distintas y que aún no ha tenido tiempo de hablar con la mandataria para establecer un nuevo candidato.

“Yo personalmente no he tenido la oportunidad aún de llevarle a la presidenta, que es la que decide, alguna alternativa para el nombramiento”, afirmó.

Descartó hablar ahora de que la búsqueda del contralor revista la misma dificultad que el proceso finalizado con el rechazo a Rajevic. “La otra etapa… ya he dicho como 500 veces que fue difícil. Lo que quieren es que me ponga a llorar. ¡No me voy a poner a llorar!”, dijo Burgos.