El llamado era a descentralizar la cultura, es por esto que después de tres días de itinerancia, se dio termino al primer festival de Jazz organizado por Construye Cultura, en La Serena.

El público llegó expectante a calle Cordovez de la ciudad papayera, para disfrutar lo que sería la primera versión del festival Chile Jazz que se realizó en tres ciudades del país, pero no se imaginaron el tremendo espectáculo que deleitaría sus sentidos.

Con un volantín en representación de las culturas aborígenes del país, iluminando en el centro del escenario, a cargo de René Olivares, comenzó el cierre del festival. Vernáculo, fue el primero en presentarse, el cual con mezclas de Jazz y ritmos musicales de la chinita de Andacollo, logró captar la atención de las personas que presenciaron con mucha calidez el espectáculo.

“Es un festival muy especial, se le ha puesto mucho corazón, mucho músculo y también mucho espíritu… feliz con la reacción de la gente, aguantar más de cuatro horas de concierto…es un sueño, algo mágico, me voy feliz y contento con la primera versión del festival”, eran las palabras de Rodrigo Cuturrufo integrante del grupo Vernáculo y uno de los organizadores del evento.

La Marraqueta fue otro de los grupos que se presentó en el Teatro Centenario, sus cuatro integrantes entregaron un jazz más capitalino cargado de emoción y significado en cada una de sus canciones. También y a través de su música, alentaron a la región que se levanta después del terremoto que azotó la zona, donde quedó en evidencia la fuerza de la naturaleza.

Los asistentes al concierto opinaron que “esta es una excelente oportunidad para la gente de la región, sobretodo en estos momentos, en que hace falta el evadir la cruda realidad a través de la la música”.

El saxofonista Seamus Blake fue la figura internacional de la noche, el cual sorprendió al público con su increíble destreza y buen sentido del humor. Esta vez estuvo acompañado de Orlando Le Fleming en contrabajo y Rodney Green en batería. Fue un momento de contemplación a la experiencia, audacia y completo equilibrio de las reconocidas figuras extranjeras.

El público serenense esperaba con ansías el regreso de Manuel Villarroel Jazz Tempo. Después de su paso por Europa, llegó a Chile con un gran repertorio que esta vez deleitó junto a los músicos Andrés Pérez en el saxofón, Rodrigo Galarce en contrabajo y Alejandro Espinosa en la batería.

Como una velada mística e inolvidable la definieron los asistentes a la primera versión del festival de Jazz, sus rostros decorados con una gran sonrisa agradecieron el espectáculo y la gratuidad de éste. “Genial, harta calidad, mucha esencia de acá de la región…siempre se agradece cuando se rescata algo así en la música”.

El festival marcó un precedente en la música y cultura de la región, se espera que se siga promoviendo la belleza del arte y el encuentro de melodías.