Médicos Sin Fronteras (MSF) exigió este miércoles una investigación internacional sobre el bombardeo estadounidense contra un hospital afgano en Kunduz en el que murieron 22 personas.

Tres investigaciones, una estadounidense, una afgana y una de la OTAN, ya fueron diligenciadas sobre este caso, pero MSF, que tilda al ataque de “crimen de guerra”, dijo el miércoles que “no confía en una investigación militar interna”.

Su presidenta, Joanne Liu, reclamó una “comisión internacional humanitaria para restablecer los hechos” del sábado que condujeron a la muerte de 12 empleados de la ONG y 10 pacientes, y a la destrucción del edificio principal de su hospital en Kunduz, vital para los civiles atrapados entre el fuego de los combates del ejército afgano y los rebeldes talibanes.

“No se trató únicamente de un ataque contra nuestro hospital, sino de un ataque contra las Convenciones de Ginebra. No lo toleraremos”, afirmó Liu, invocando las reglas del derecho humanitario en tiempos de guerra.

Firmadas en 1949, las Convenciones de Ginebra codifican sobre todo el comportamiento que los beligerantes deben adoptar para proteger a los heridos y enfermos “en cualquier circunstancia”.

De manera más precisa, MSF reclama que sea activada una comisión de investigación incluida en esas convenciones y que existe desde 1991, pero que nunca ha sido utilizada y que requiere el impulso de uno de sus 76 Estados signatarios.

“Estamos pidiendo al presidente (estadounidense Barack) Obama dar su consentimiento a la comisión de investigación”, afirmó el director ejecutivo de MSF en Estados Unidos, Jason Cone, en una conferencia de prensa en Nueva York.

“Haciendo esto enviará una poderosa señal del compromiso y el respeto del gobierno de Estados Unidos por el derecho humanitario internacional y las reglas en tiempos de guerra”, agregó.

MSF rechaza la palabra “error” que utilizó el general estadounidense John Campbell, comandante de los 13.000 soldados extranjeros desplegados en Afganistán, con la que el martes calificó este bombardeo.

“Lastimosamente”, este bombardeo “no fue un error”, estimó Mego Terzian, presidente de MSF Francia.

“No visualizaban el blanco”

El martes, ante una comisión del Senado, el general Campbell admitió que el hospital de MSF en Kunduz fue bombardeado “por error” en un ataque de Estados Unidos solicitado por los afganos, pero decidido por la cadena de mando estadounidense.

Según el diario The New York Times, que cita a una fuente de su entorno, el general Campbell estima que las fuerzas especiales estadounidenses “no siguieron” las reglas que preceden un bombardeo.

Un bombardeo es legítimo sólo en caso de “eliminación de terroristas, protección de soldados estadounidenses en dificultad y en apoyo a las tropas afganas”, explica el diario.

“Muy probablemente” el ataque de Kunduz “no entra en ninguna de estas categorías”, afirmó el general Campbell, en declaraciones privadas divulgadas por su entorno al rotativo.

Peor aún, las fuerzas estadounidenses que realizaron este ataque “no visualizaban el blanco” que sus homólogos afganos les pedían atacar, según la misma fuente.

Para justificar el bombardeo, el ejército afgano afirmó que había talibanes dentro del establecimiento sanitario.

MSF admitió la posibilidad de que hubiese “combatientes” heridos que eran atendidos en el momento del ataque, pero indicó que tampoco esto justificaba el ataque.

“Es muy posible que estuviésemos atendiendo a combatientes, pero ellos ya no son combatientes cuando están heridos”, afirmó Jason Cone en Nueva York, precisando que no tuvieron “informaciones de ningún tipo de combate dentro del establecimiento” antes del bombardeo.

Kunduz es una ciudad estratégica del norte de Afganistán, cerca de la frontera con Tayikistán, que hace unos días cayó en las manos de los talibanes, antes de ser arrebatada por las fuerzas afganas.

Actualmente, “la mayor parte” de Kunduz está bajo el control de las tropas afganas, asegura Campbell.

Pero el hecho de que los talibanes hayan logrado apoderarse de esta ciudad, aunque sea brevemente, muestra las dificultades que tienen las fuerzas afganas para contener a los combatientes islamistas.

El general Campbell, que reconoce esta situación, propuso reforzar el dispositivo militar estadounidense después de 2016.

Pero por el momento, Estados Unidos prevé mantener en Afganistán únicamente a 1.000 soldados, frente a 9.800 actualmente. Esta fuerza se centraría en la embajada estadounidense en Kabul.