Un reciente estudio acerca del consumidor chileno, muestra que los hombres necesitan volver a “sentirse machos”, lo que ha impulsado la creación de una oferta de productos dirigidos a él y orientados a recuperar su masculinidad. Experta en vestuario de la Universidad del Pacífico comenta los alcances que esto tiene en la industria de la moda.

El metrosexual parece ir en franca retirada. Así al menos se desprende del estudio “ADN del Consumidor Chileno 2015” de la consultora Visión Humana, que muestra que existe una clara inclinación de la moda masculina por restaurar lo varonil, en base a la necesidad que muestran los hombres de “volver a ser machos”.

Entre las características de esta tendencia, el estudio menciona el regreso de la barba en sus distintas versiones, el atractivo del aspecto desaliñado, los modelos de héroes bien masculinos y de carácter fuerte en películas y teleseries que hacen furor en las mujeres y el cuestionamiento de los metrosexuales como ideales de hombre.

“Hoy la sociedad en general, y el hombre en especial, se plantea desde una absoluta necesidad de diferenciación y singularidad a partir de su esencia propiamente masculina, en un intento de restaurar su virilidad”, señala Viviana Espinoza Zimmermann, docente de la Escuela de Diseño de Vestuario y Textiles de la Universidad del Pacífico.

Y esto se explica porque hoy la presencia de la mujer en los espacios públicos ha logrado tener un rol protagónico en lo social, económico y laboral.

“Esto ha puesto en crisis el modelo de masculinidad, pues aún se sostiene sobre ciertos códigos culturales más bien conservadores, proyectando desde esa vía su imagen, que tanto la industria de la moda como el diseño vestuario local en Chile comprenden para satisfacerlo”, indica Espinoza.

Así, los diseñadores adaptan las tendencias de las pasarelas europeas a nuestro varón contemporáneo, “que hoy es más audaz y exquisito en los detalles, pero muy conservador en el material y la forma”, sostiene la diseñadora.

“Para mí, esto se refleja en un mercado objetivo que asimila las tendencias varoniles, como por ejemplo, la tendencia vintage, basada en la nostalgia, que retrocede a las décadas de los años ‘70, donde nos encontramos con modelos de machos personificados en galanes más bien maduros que jovencitos, como podría ser hoy Antonio Banderas o el actor turco Mehmet Günsür, portadores de la madurez y la seguridad masculina, seductor de antaño. Es un nicho muy potente, pues es solvente y sabe lo que quiere y, quizás, también responde a la nostalgia de la mujer por un hombre más romántico”, detalla la especialista de la Universidad del Pacífico.

El nuevo macho

A la vista, este nuevo hombre lleva un estilo clásico más versátil, al cual le acomoda tanto lo casual como lo más más formal.

“Hoy se ve remasterizado y propuesto como una alternativa cool en la moda, como ocurre con los sport coat (blazer) de dos botones, los calzados bluchers y en el caso del entalle, que sólo se reservan unos pocos, generalmente los más jóvenes y atléticos que sí se atreven a llevar más ceñidas las camisas y los pantalones”, comenta.

Sin embargo, Viviana Espinoza Zimmermann señala que a pesar de que la oferta del mercado global propone tendencias variadas, éstas a la vez resultan estandarizadas con tonos mayormente clásicos reiterados en los básicos, siendo sólo las marcas más exclusivas las que se atreven a proponer.

“El hombre de hoy, sobre todo el más exigente y sofisticado, partícipe de las generaciones del cambio y la instantaneidad de las redes sociales y la tecnología, busca la vanguardia en todo, no solo innovando desde lo tecnológico (reflejado notoriamente en el uso de constante renovación de celulares y tecnología en diseño en ropa deportiva, por ejemplo), sino que busca proyectar una imagen renovada, eficiente y diferenciada que marque status, expresado en sus grupos tribales, marcado en las formas de vestir y lo que proyecta: varones profesionales exitosos, con liderazgo, que visten con estilo y masculinidad, luciendo vanguardia y status desde diferentes escenarios, como por ejemplo el profesional formal, en el vestir deportivo y casual”, precisa.

En lo formal del día a día, la experta de la Universidad del Pacífico plantea que este hombre viste con atrevimiento, pero con cierto glamour en lo refinado del producto, manteniendo la sobriedad y elegancia clásica varonil.

“Usa marcas de diseñador, corbatas, zapatos preferentemente italianos, con los que se atreve a contrastar el pantalón con tonos en la gama de los cafés amostazados, vistiendo marcas de doble costo al habitual, innovando en los detalles al probar con nuevos juegos de colores como en los happy socks”, agrega.

Para ejemplificar esto último, la docente de la Escuela de Diseño de Vestuario y Textiles de la Universidad del Pacífico menciona a “Don Francisco”, quien actualmente amarra en juego combinado el color de su corbata y los detalles en el diseño de su calcetín, o a otras personalidades que se renuevan a partir del sweater con un color de moda y un toque en el diseño del calcetín con toques sutiles de ese tono.

“Difícilmente este hombre se atreverá a vestir de variados colores en cada prenda o con telas satinadas brillantes muy sofisticadas en lo formal, pero sí recalcará en la calidad exquisita táctil y fresca de sus fibras, que salgan del común propuesto para hacerse notar”, concluye Viviana Espinoza Zimmermann.