Sinfónica de Chile rindió homenaje a compositor penquista Enrique Soro

Homenaje a Enrique Soro, foto de Josefina Pérez, CEAC (c)
Homenaje a Enrique Soro, foto de Josefina Pérez, CEAC (c)
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Cinco obras del reconocido y recordado compositor chileno Enrique Soro interpretó la Orquesta Sinfónica de Chile, conducida por el prestigioso director nacional José Luis Domínguez, invitado a este concierto, en el regreso de la agrupación musical al escenario del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile de Plaza Italia.

Nacido en 1884 en la ciudad de Concepción, Enrique Soro – Premio Nacional de Música en 1948 – ha sido el compositor chileno más reconocido, publicado y registrado fonográficamente tanto en América como en Europa durante la primera mitad del siglo XX, alzándose así como una figura troncal para la cultura e institucionalidad musical chilena.

El programa que ofreció la Sinfónica partió con la “Danza Fantástica”, una obra articulada a partir de dos secciones contrastantes y escrita por el músico a sus 21 años, cuyo estreno se efectuó en el Teatro Municipal en junio de 1905. Luego se ejecutaron los “Tres Aires Chilenos”, considerada como obras de corte nacionalista entre las composiciones del autor chileno y compuesta entres movimientos, que se estrenaron el año 1942, en que el mismo Enrique Soro condujo a la Sinfónica, con ocasión de las celebraciones del Centenario de la Universidad de Chile.

El concierto prosiguió con el conocido “Andante Apasionatto”, pieza fundamental en la producción musical de Soro, cuando sólo contaba con sólo 15 años de edad “y que fue concebida primeramente para piano y adaptada por el mismo compositor para diversas configuraciones instrumentales: Cuarteto y Quinteto de cuerdas, Violonchelo y Órgano, Piano y pequeña orquesta, entre otras”.

Luego vino el turno de la Suite Sinfónica Nº 2, compuesta en 1918 y dedicada al músico italiano Ferruccio Busoni y estrenada en mayo de 1919 bajo la dirección del mismo Soro, quien por entonces había sido nombrado Director del Conservatorio Nacional de Música, labor que asumiría junto a sus cátedras de piano y composición.

En la parte central y como número central del concierto en homenaje a Soro, se escuchó la Sinfonía Romántica, considerada como la primera sinfonía escrita por un músico chileno y que forma parte del repertorio más difundido de Soro. Escrita en 1920 y estrenada en Santiago en mayo de 1921, fue dedicada a Adriana Cardemil, con quien el laureado compositor se casaría nueve días después. La obra posee un desarrollo y ordenamiento formales, en base a “la línea más clásica del romanticismo, aunque en algunos de sus pasajes su lirismo y dramatismo se asemeja al lenguaje de Tchaikovsky”.

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Cinco obras del reconocido y recordado compositor chileno Enrique Soro interpretó la Orquesta Sinfónica de Chile, conducida por el prestigioso director nacional José Luis Domínguez, invitado a este concierto, en el regreso de la agrupación musical al escenario del Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile de Plaza Italia.

Nacido en 1884 en la ciudad de Concepción, Enrique Soro – Premio Nacional de Música en 1948 – ha sido el compositor chileno más reconocido, publicado y registrado fonográficamente tanto en América como en Europa durante la primera mitad del siglo XX, alzándose así como una figura troncal para la cultura e institucionalidad musical chilena.

El programa que ofreció la Sinfónica partió con la “Danza Fantástica”, una obra articulada a partir de dos secciones contrastantes y escrita por el músico a sus 21 años, cuyo estreno se efectuó en el Teatro Municipal en junio de 1905. Luego se ejecutaron los “Tres Aires Chilenos”, considerada como obras de corte nacionalista entre las composiciones del autor chileno y compuesta entres movimientos, que se estrenaron el año 1942, en que el mismo Enrique Soro condujo a la Sinfónica, con ocasión de las celebraciones del Centenario de la Universidad de Chile.

El concierto prosiguió con el conocido “Andante Apasionatto”, pieza fundamental en la producción musical de Soro, cuando sólo contaba con sólo 15 años de edad “y que fue concebida primeramente para piano y adaptada por el mismo compositor para diversas configuraciones instrumentales: Cuarteto y Quinteto de cuerdas, Violonchelo y Órgano, Piano y pequeña orquesta, entre otras”.

Luego vino el turno de la Suite Sinfónica Nº 2, compuesta en 1918 y dedicada al músico italiano Ferruccio Busoni y estrenada en mayo de 1919 bajo la dirección del mismo Soro, quien por entonces había sido nombrado Director del Conservatorio Nacional de Música, labor que asumiría junto a sus cátedras de piano y composición.

En la parte central y como número central del concierto en homenaje a Soro, se escuchó la Sinfonía Romántica, considerada como la primera sinfonía escrita por un músico chileno y que forma parte del repertorio más difundido de Soro. Escrita en 1920 y estrenada en Santiago en mayo de 1921, fue dedicada a Adriana Cardemil, con quien el laureado compositor se casaría nueve días después. La obra posee un desarrollo y ordenamiento formales, en base a “la línea más clásica del romanticismo, aunque en algunos de sus pasajes su lirismo y dramatismo se asemeja al lenguaje de Tchaikovsky”.