En los último meses Leonardo DiCaprio llamó la atención por un extravagante look que incluía una frondosa barba y cabello largo recogido en un trabajado moño.

Por supuesto, esa imagen tenía una explicación y eran las exigencias del guión de su última cinta The Ravenant, producción que lo llevó a visitar el sur de Argentina, en julio pasado.

The Revenant cuenta la historia de la supervivencia de Hugh Glass, un experto cazador del siglo XIX, atacado por un oso y abandonado por sus compañeros de cacería en medio de un crudo invierno. En esta oportunidad, DiCaprio se puso bajo la dirección del mexicano Alejandro González Iñárritu, ganador en 2015 de tres premios Oscar, al mejor director, guión original y película, por “Birdman”.

Pues bien, este miércoles el actor reapareció con una imagen como la de los viejos tiempos. Durante la jornada se le vio con el pelo corto y una barba mucho menos llamativa.

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Devolución de donación al actor

Pero no sólo su imagen ha llamado la atención, ya que una ONG rusa de defensa del medio ambiente anunció haber tenido que devolver los 142.000 euros (más de 111 millones de pesos chilenos) que le había sido donado el actor para la protección de salmones salvajes, tras haber sido clasificada como “agente del extranjero” por las autoridades rusas.

La ONG “Vigilancia ecológica de Sajalín”, establecida en el Extremo Oriente ruso, fue registrada el viernes como “agente del extranjero”, en virtud de una ley de 2012 que estigmatiza a las organizaciones que se benefician de financiación extranjera.

La asociación decidió devolver todas las donaciones procedentes del extranjero y “no aceptar más en el futuro”, explicó en un comunicado la ONG. El dinero debía servir para poner en marcha “un proyecto destinado principalmente a proteger el hábitat de los salmones, incluyendo la lucha contra la pesca furtiva”, declaró a la agencia de noticias AFP Dimitri Lisitsin, director de la ONG.

El registro de la organización como “agente del extranjero” por el ministerio de Justicia ruso se produjo después de que Lisitsin pidiera en un periódico local que se protejan los parques y de que invitara a firmar una petición para “salvar el Ártico”, una acción que las autoridades tildaron de “política”.

El término de “agente del extranjero” se aplicaba en la época de Stalin contra los opositores reales o supuestos y también fue utilizado por las autoridades soviéticas en los años 1970 y 1980 para calificar a los disidentes acusados de estar a sueldo de Occidente.

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