El presidente chino, Xi Jinping, llegó este martes a la ciudad de Seattle (oeste de EEUU), donde intentará seducir a los empresarios estadounidenses, en momentos en que se enlentece el crecimiento de la economía china.

El objetivo del mandatario en la costa oeste será doble. Por un lado, buscará disipar las tensiones con Washington por las islas en disputa en el Mar de China Meridional, los ataques de piratas informáticos y las acusaciones de prácticas comerciales desleales contra inversores estadounidenses en China.

Por otro lado, sus encuentros con empresarios y un discurso que dará en Seattle frente a dirigentes de varios estados del oeste del país que mantienen relaciones estrechas con China, le permitirán demostrar al pueblo chino que Estados Unidos lo considera un interlocutor comercial serio.

En una entrevista publicada el martes en el Wall Street Journal (WSJ), Xi describió a China y a Estados Unidos como líderes mundiales unidos. “Juntos, China y Estados Unidos cuentan con un tercio de la economía mundial, un cuarto de la población total y una quinta parte del comercio global”, dijo. “Si dos grandes países como los nuestros no cooperan entre sí, imagínense qué podría pasar en el mundo”, añadió.

Seducir a empresarios

La intervención de Xi a última hora de este martes será el único verdadero discurso que pronunciará durante su primera visita a Estados Unidos. El miércoles su visita tendrá una impronta básicamente económica.

En ese contexto el presidente chino asistirá a una mesa redonda entre jefes de empresas chinas y estadounidenses, con el objetivo de asegurar el papel central del comercio y las inversiones en las relaciones entre los dos países, al tiempo que buscará quitarle dramatismo a los problemas políticos.

El dirigente chino visitará los locales de Boeing y Microsoft -que tienen grandes intereses en China- así como un liceo de Seattle que ya había visitado años atrás cuando no era presidente. Su visita a esta región de Estados Unidos sigue los pasos de sus predecesores, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao. Gary Locke, un ex embajador de Estados Unidos en China y ex gobernador del estado de Washington -donde se encuentra Seattle- destacó los vínculos existentes entre Pekín y su región.

“Conocemos el valor del comercio internacional, conocemos el valor de las exportaciones a China y de millones de empleos bien remunerados que se crean aquí, en nuestro estado”, dijo Locke a la AFP. La tarea del dirigente chino será difícil. Tiene que convencer a una opinión pública estadounidense escéptica y posicionarse como interlocutor frente a varios aspirantes a las elecciones presidenciales de 2016.

Las empresas estadounidenses están preocupadas especialmente por el creciente apoyo de Pekín a sus empresas cuando compiten con inversores estadounidenses. Y muchos temen que las autoridades chinas no puedan gestionar eficazmente las dificultades de la economía china. Xi Jinping intentó brindar seguridad al respecto y le dijo al WSJ que la ralentización es pasajera y aseguró que “todos los actores del mercado, incluyendo las empresas de capitales extranjeros en China reciben un trato justo y equitativo”.

Piratas chinos y derechos humanos

El tema de los ataques informáticos contra objetivos estadounidenses también será abordado durante la visita del mandatario chino. Estados Unidos podría imponer sanciones a personas y empresas chinas sospechosas de estar vinculadas con estos ataques.

Como señal de que Pekín se toma el tema en serio, uno de los más altos responsables chinos en materia de seguridad, Meng Jianzhu, viajó a Estados Unidos a principios de mes. “El gobierno chino no está implicado en el robo de secretos comerciales, y no alienta a las empresas chinas a actuar de esa manera”, insistió Xi Jinping al WSJ.

El tema de los derechos humanos también está sobre la mesa. Un proyecto de ley que restringe de manera severa las actividades de ONGs extranjeras en el país será otro tema a tratar durante la visita. En este marco, la Casa Blanca prevé recibir este martes a varias ONGs estadounidenses que desarrollan actividades en China.

Finalmente, la detención hace seis meses en China de Sandy Phan-Gillis, una empresaria estadounidense acusada de espionaje podría también complicar la visita, según sus simpatizantes.