Ilse Koch fue condenada en 1951 por la justicia alemana a cadena perpetua luego que se conociera su colección de pieles humanas y algunas manualidades que realizaba con el “material” que obtenía de los detenidos en el campo de concentración de Buchenwald.

Fue duramente conocida en ese tiempo como la “Zorra de Buchenwald” y terminó suicidándose a los 60 años en la prisión de Aichach, Baviera en 1967.

La historia de Ilse comienza en 1936, año en que contrajo matrimonio con Karl Koch, coronel del campo de concentración de Buchenwald, uno de los más grandes construidos por los nazis.

Ilse Koch | Discovery Channel

Ilse Koch | Discovery Channel

En 1975, un equipo de Inteligencia de la División de Guerra Psicológica del Cuartel General de las Fuerzas Aliadas entrevistó a los sobrevivientes del campo de concentración de Buchenwald -el cual fue tristemente conocido por los experimentos médicos que se realizaban allí- quienes relataron que uno de los médicos del lugar hizo que buscara a todos los detenidos que tuvieran tatuajes y los enviaran a la enfermería.

En el informe se constata que “el Comandante Koch llamó a los prisioneros para que acudieran a la verja, se les seleccionó según lo vistosos que fueran sus tatuajes, y se les envió a la enfermería. Poco después empezaron a aparecer las mejores piezas de piel tatuada en el departamento de patología, donde eran preparadas y se mostraban a los SS que acudían de visita, como tesoros. Koch tenía una lámpara de mesa ‘artística’ hecha por él mismo con huesos humanos y piel”.

En esta investigación también se logró determinar que en la casa de los Koch tenían más “artesanías” hechas con la piel y huesos de los detenidos. Además, Ilse ostentaba de un precioso objeto fabricado por ella misma: Un bolso de piel humana.

Kurt Glass, uno de los presos de Buchenwald, declaró en el juicio contra Koch que ella “era una mujer muy hermosa de largos y rojos cabellos, pero con la suficiente sangre fría como para disparar a cualquier preso en cualquier momento”.

“Se nos ordenó a todos desnudarnos hasta la cintura. Los que tenían tatuajes interesantes fueron llevados ante ella para escoger los que le gustaban. Esos presos murieron y con sus pieles se hicieron lámparas. También utilizaron pulgares momificados como interruptores”.

Discovery Channel

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Las manualidades de Ilse y su juicio

El director de cine Billy Wilder realizó un documental sobre el campo de concentración de Buchenwald, en su visita -cuando éste fue cerrado- logró encontrar una mesa llena de pieles que tenían dibujados distintos tatuajes muy llamativos, cabezas disecadas y encogidas químicamente, además de una lámpara fabricada con piel de los prisioneros judíos.

En un documental realizado por Discovery Channel, llamado The Most Evil Women in History, se rescata el testimonio del fiscal presente en el juicio contra Koch, quien relató que la mujer caminaba entre los prisioneros azotándolos. “Trataba peor a quienes consideraba más feos. Era la esposa del comandante y nadie la objetaba. Con el tiempo optó por fabricar abrigos, lámparas o billeteras con las pieles de sus víctimas”, objetos que eran codiciados entre su círculo más cercano de amigos.

Revista Life

Revista Life

En un primer juicio realizado en 1947 fue condenada a cadena perpetua, la que fue disminuida sólo a cuatro años, dado que sólo fue encontrada culpable de participar de un “plan común” que buscaba violar las leyes de guerra bajo la Convención de Ginebra. Durante el proceso judicial, el general Lucius D. Clay aseguró que las lámparas encontradas estaban fabricadas con piel de cabra, lo que finalmente fue desmentido.

Su libertad causó tal revuelo que el Senado de Estados Unidos comenzó una nueva investigación sobre los hechos acaecidos en Buchenwald en donde finalmente en 1951 fue condenada a cadena perpetua.

El diario judío Forward informó en 1997 el hallazgo -por parte del Archivo Nacional de College Park en Maryland- de restos de una lámpara fabricada de piel humana que fue encontrada en Buchenwald. En tanto, en el Museo Nacional de Salud y Medicina de Estados Unidos se exhibieron piezas de pieles humanas tatuadas, todas salidas desde dicho campo de concentración.

Finalmente Ilse Koch se suicidó ahorcándose con las sábanas de su cama en prisión cuando tenía 60 años. Su cuerpo fue dejado en una tumba sin nombre en el cementerio de Aichach, Alemania.