Un general cercano al ex presidente Blaise Compaoré se encuentra a la cabeza de los golpistas que derrocaron el jueves a las autoridades de transición en Burkina Faso, donde militares controlan las calles de la capital y disparan para dispersar a los manifestantes hostiles al golpe de Estado.

El mismo tuvo lugar en este país africano con 17 millones de habitantes, enclavado en el corazón de la región del Sahel, que se preparaba para unas elecciones presidenciales y legislativas previstas para el 11 de octubre, con las que se pensaba poner fin a la transición comenzada tras el derrocamiento de Compaoré hace casi un año.

Los militares de la guardia presidencial tomaron el miércoles como rehenes al presidente y a miembros del gobierno.

En octubre de 2014, cientos de miles de burkineses tomaron las calles para echar del poder a Compaoré, que llevaba 27 años al frente del país. La mañana de este jueves asistieron impotentes a la proclamación de un golpe de Estado militar en la televisión nacional.

Al menos hubo un muerto y 60 heridos tras el golpe perpetrado ‘de facto’ la víspera. La víctima mortal, un hombre con impacto de bala, falleció este jueves, según informó el principal hospital de Uagadugú. En cuanto a los heridos, hay lesiones por bala y diferentes traumatismos, de acuerdo a la misma fuente.

Los soldados del Regimiento de Seguridad Presidencial (RSP), un cuerpo de élite del ejército y guardia pretoriana del ex presidente Compaoré, actualmente exiliado en Costa de Marfil, anunciaron haber “disuelto” las instituciones de la transición y prometieron organizar “elecciones inclusivas”.

El RSP rechaza la ley que prohíbe a los partidarios del ex presidente Compaoré presentarse a las elecciones del 11 de octubre, que deben poner fin a la transición.

El general de brigada Gilbert Diendéré, ex jefe del Estado Mayor del ex presidente, se puso al frente de un Consejo Nacional de la Democracia (CND), el nuevo poder implantado por los golpistas, indicó el propio CND el jueves en un comunicado, denunciando “al régimen desviado de la transición”.

Este militar, hasta el momento en las sombras, estuvo implicado en el golpe de Estado que llevó a su ex mentor el poder en octubre de 1987, durante el cual fue asesinado el capitán Thomas Sankara, “padre de la revolución” burkinesa.

Numerosos burkineses se preguntaban en las redes sociales si Compaoré está detrás del actual golpe.

Por su parte, Diendéré declaró que el presidente destituido, Michel Kafando, y su gobierno “están bien y serán liberados”, sin más precisiones. Antes había justificado el golpe por “las medidas de exclusión tomadas por las autoridades de transición”.

Además, los militares anunciaron que se ha instaurado un toque de queda entre las 19:00 y las 06:00 horas y que se han cerrado las fronteras terrestres y aéreas del país hasta nueva orden.

Condena internacional al golpe

La polémica ley electoral prohíbe presentarse a los que apoyaron un “cambio inconstitucional”, una referencia a la tentativa de Compaoré, cuando estaba en el poder, de modificar la Constitución para eliminar el límite de mandatos presidenciales.

El presidente del Consejo Nacional de Transición, Cheriff Sy, denunció en la radio francesa RFI un “golpe de Estado” y pidió a la población “que se movilice inmediatamente”.

En las redes sociales, el movimiento “Escoba ciudadana”, que lideró las protestas contra el expresidente Compaoré, instó a celebrar una nueva concentración para “decir ‘no’ al golpe de Estado en curso”.

Este jueves por la mañana se oyeron disparos en Uagadugú, la capital del país, mientras los militares de la guardia presidencial formaban barricadas alrededor de Ouaga 2000, el barrio donde se encuentra el palacio presidencial.

Las calles de la capital estaban casi desiertas, las tiendas y las oficinas administrativas cerradas, mientras que el gran mercado de la capital estaba vacío.

Lo sindicatos llamaron a la huelga y la mayoría de los comercios cerraron en Bobo-Diulaso, segunda ciudad del país (oeste), donde la gente salió a las calles y la casa de un miembro del CDP fue incendiada. Hubo protestas en otros lugares.

El golpe provocó la condena unánime de la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Africana, la Unión Europea y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental reclamaron la liberación de Kafando y de su gabinete.