El papa Francisco pidió este miércoles a los ministros del medio ambiente de la Unión Europea que reconozcan la “deuda ecológica” con los países del sur del mundo y los instó a alcanzar los acuerdos “deseados” en la cumbre mundial de París sobre el clima.

“Existe una deuda ecológica, sobre todo entre el Norte y el Sur, relacionada con los desequilibrios comerciales y que tiene consecuencias de tipo ecológico. También por el uso desproporcionado de los recursos naturales que históricamente han hecho algunos países. Tenemos que honrar esa deuda”, dijo el papa al recibir en el Vaticano a los 28 ministros del medio ambiente de la Unión Europea.

“Ustedes deben contribuir a resolver esta deuda dando el buen ejemplo”, dijo el papa argentino, quien publicó este año la encíclica “Laudato Si’”, en la que reclama una “revolución verde” y critica el “uso irresponsable de los bienes que Dios ha puesto” en la Tierra.

Francisco invitó a los ministros a trabajar “intensamente” para que en París, con ocasión de la cumbre de la ONU sobre el clima que se celebrará en diciembre, se llegue al “resultado deseado”, dijo.

“Por mi parte, garantizo mi apoyo y de la Santa Sede para responder adecuadamente al grito tanto de la Tierra como al de los pobres”, aseguró.

“Las personas más afectadas por la degradación del medio ambiente son los pobres, que sufren las consecuencias más graves”, reiteró al pedir “solidaridad”, una solidaridad “que logre a la vez combatir la degradación del medio ambiente y la pobreza”, recalcó.

Los negociadores sobre el cambio climático, que trabajan sobre un acuerdo global para la Conferencia de París de diciembre, están divididos entre la amenaza de una catástrofe planetaria y el miedo al fracaso.

La amenaza del cambio climático, a lo que se suman las expectativas crecientes de la opinión pública, incitan a buscar un acuerdo a la altura del problema.

Ante los ministros, Francisco enumeró algunas de las medidas que hay que tomar, entre ellas “limitar el consumo de energía no renovable”, “aportar recursos a los países necesitados para fomentar programas de desarrollo sostenible” e impulsar “la gestión adecuada de los bosques”.

El “pontífice ecológico”, como suele ser llamado, reiteró su pedido para que “se cambie el estilo de vida” imperante basado en el consumismo.