Hungría cerró este lunes el principal paso fronterizo con Serbia, por donde ingresaban al país miles de migrantes, horas después de que Austria, Eslovaquia y Alemania anunciaran el restablecimietno de los controles en las fronteras.

En Roszke, Hungría, principal paso fronterizo con Serbia, la policía bloqueó la vía de tren por donde miles de migrantes intentan cada día entrar en el país.

La medida interviene la víspera de que entre en vigor una nueva legislación destinada a hacer infranqueable para los migrantes su frontera con Serbia.

Unos 200.000 migrantes llegaron a Hungría este año, de los cuales 5.809 unicamente el domingo y 5.353 el lunes antes del mediodía, según las estadísticas oficiales húngaras.

Para frenar el flujo de ingreso ilegal, el primer ministro húngaro Viktor Orban ordenó la cronstucción de una valla de 175 km en su frontera con Serbia.

La casi totalidad de los migrantes intentan llegar a Europa occidental, en particular Alemania, que flexibilizó las condiciones de ingreso a su país para los sirios en el mes de agosto y que el domingo anunció el restablecimiento de los controles en sus fronteras.

En Múnich desde el 31 de agosto llegaron en tren 63.000 migrantes.

El portavoz de la canciller Angela Merkel dijo que la decisión de su gobierno no significa que Alemania haya cerrado sus puertas a los demandantes de asilo y a los refugiados.

“Los controles provisionales en las fronteras no son lo mismo que cerrar las fronteras, es totalmente distinto. Los refugiados continuarán viniendo a Alemania y esperamos que sea en el marco de un proceso más ordenado”, afirmó Steffen Seibert .

Sin embargo el ministro del Interior del Estado de Bavaria, uno de los más afectados por la llegada de miles de personas, aseguró que la medida durará “varias semanas”.

La Unión Europea dividida

La crisis migratoria, la más grave en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, ha desbordado a Alemania en las últimas semanas y el vicecanciller Sigmar Gabriel afirmó que este año no llegarán 800.000 personas, como se creía, sino un millón.

Por su parte la agencia de la ONU para los refugiados advirtió que la confusión sobre las políticas fronterizas de cada país podría dejar a miles de refugiados en un “limbo legal”, mientras el papa Francisco denunció que la crisis es sólo “la punta del iceberg” de un sistema socioeconómico “malo e injusto”.

Este lunes Austria y Eslovaquia anunciaron a su vez que restablecían los controles en sus fronteras.

Austria “hará lo mismo que Alemania (…) y llevaremos a cabo temporalmente controles en las fronteras”, dijo la ministra de Interior austriaca, Johanna Mikl-Leitner, antes de una reunión con sus homólogos en Bruselas.

Estas decisiones, que se traducen en la práctica por una excepción al espacio de libre circulación Schengen, vigente desde 1995, pusieron el encuentro ministerial extraordinario bajo presión. Reunidos en Bruselas, los ministros discuten las propuestas de la Comisión Europea de recibir a 160.000 refugiados.

En su reunión, los ministros hicieron efectiva la decisión de julio de recibir en los próximos dos años a 40.000 refugiados, pero la discusión sobre los 120.000 parecía complicada.

“Si no tomamos decisiones entonces el caos será la consecuencia… habrá un efecto dominó y podemos olvidarnos de Schengen”, dijo el ministro luxemburgués, Jean Asselborn, que preside la reunión.

La Comisión Europea propuso a la UE el reparto por cuotas de los 160.000 refugiados primera etapa antes de instaurar un mecanismo permanente para recibir refugiados. Estas medidas son rechazadas por varios estados, sobre todo en el este de Europa.

El objetivo es ayudar a los países en la frontera exterior de la UE, como Italia, Grecia y Hungría, que reciben cada día a miles de personas.

El primer ministro checo Bohuslav Sobotka volvió a insistir en que su país nunca aceptará cuotas “porque no funcionan” mientras que Eslovaquia prometió que bloqueará cualquier iniciativa en este sentido.

Mientras tanto, miles de personas siguen intentado llegar a Europa.

Según datos de la Organización Internacional de Migraciones más de 430.000 personas cruzaron este año el Mediterráneo para intentar llegar a Europa y 2.748 de ellas murieron en el intento o están desaparecidas.

Gran Bretaña, que no forma parte del espacio Schengen, designó a un responsable especial para los 20.000 sirios que el gobierno se ha comprometido a acoger en los próximos cinco años.