Es una de las pocas mujeres en la pista de velocidad, pero Rafaela Burgos no se amilana y está dispuesta a superar cada uno de los obstáculos que el deporte tuerca le interpone a las pilotos mujeres.

Desde muy pequeña, Rafaela soñó con tener su propia moto. Juntó cada peso que ganó realizando conciertos de piano, para finalmente comprarse su vehículo de dos ruedas a los 19 años. “Desde chica me gustaron las motos, sin saber prácticamente nada de conducción y menos de carreras, comencé a correr al tiro”, recuerda
Burgos.

Así, cambió el delicado piano por unos toscos guantes para manejar el manubrio de una gran moto. Rafaela ya lleva cuatro años compitiendo en el deporte tuerca y hoy marcha tercera en la categoría 300 cc. del ranking Super Bike del Campeonato Chileno de Velocidad.

En su palmarés figuran importantes logros deportivos, como ser campeona de Mini Motard 140 cc en 2012 y obtener el tercer lugar en el Campeonato Latinoamericano realizado en México, Termas de Río Hondo el año pasado.

“Siempre compito contra puros hombres, sacando la cara por las mujeres. Me siento una pionera y un ejemplo para las futuras pilotos”, asevera.

Rafaela Burgos, hoy compatibiliza su pasión motoquera con sus estudios de segundo año de Dirección y Producción de Eventos en la Universidad del Pacífico, que ha reconocido sus éxitos en este deporte otorgándole la Beca Deportiva y dándole las facilidades para entrenar, competir y recuperar clases.

“La producción de eventos es otra de mis pasiones. Antes de esta carrera estudié piano, pero veía difícil poder dedicarme a la música al 100% complementando mi deporte que es algo arriesgado. Me di cuenta que en la producción de eventos puedo trabajar con ambas cosas, eventos deportivos y musicales, o complementarlos. Por eso pienso dedicarme a la producción y estoy muy feliz de haber tomado esta decisión”, comenta.

El machismo en el deporte

La introducción de la mujer en el deporte no ha sido fácil. En lo competitivo, la participación de las féminas en eventos mundiales no se permitía hasta hace muy poco. De hecho, recién en los Juegos Olímpicos de París 1900 las mujeres pudieron competir, pero sería recién en la cita olímpica de Ámsterdam 1928 cuando tendrían una representación real.

En el mundo tuerca es aún más difícil. Son sólo unas cuantas las que han sabido destacar en un deporte tipificado como para ‘hombres’. Laia Sanz en el Rally Dakar y Gina Bovaird Moto GP, son las más reconocidas.

“Todavía se cree que las mujeres son malas en este deporte, pero la verdad es que estamos dando de qué hablar. Cada vez somos más las que competimos de igual a igual y hay muchas muy buenas que le ganan a bastantes hombres. Ha sido poco el apoyo por parte de los pilotos. Me ha costado muchísimo y he derramado lágrimas más de una vez por comentarios desafortunados de hombres que no te quieren ahí, pero la verdad es que eso me ha hecho más y más fuerte, y ahora la verdad que mis oídos son sordos para la gente que no me contribuye”, asegura
Rafaela Burgos.

A pesar de los obstáculos, la piloto de 22 años ya se ha hecho un nombre en el circuito del motociclismo nacional.

“Me pude posicionar bien como deportista, ya que todas mis dificultades se transformaron en grandes gratificaciones a medida que fue pasando el tiempo. Ahora miro hacia atrás y no me creo todo lo que he logrado y me siento muy feliz”, dice Rafaela.

Los sueños de la motoquera chilena no tienen límites. “Quiero ser la mejor motociclista de velocidad a nivel nacional y mundial. Mi plan es ganar mi categoría para el 2016, subir de categoría a una moto más grande de 600cc. Además quiero competir en el Mundial de Velocidad Femenino que sería el próximo año y ojalá ganarlo o por lo menos subirme al podio”, dice Burgos, a quien cada fin de semana se la puede ver correr en el Autódromo Internacional de Codegua.

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