Miles de refugiados e inmigrantes, muchos de ellos sirios, llegaron este miércoles al puerto del Pireo en Atenas con el objetivo de seguir su periplo hacia el norte de Europa, en un nuevo episodio de la grave crisis migratoria que divide a los países europeos.

También este miércoles al menos nueve sirios se ahogaron frente a las costas de Turquía en el naufragio de dos embarcaciones que habían salido de la ciudad turca de Bodrum e intentaban llegar a la isla griega de Kos, puerta de entrada hacia la Unión Europea. Ocho siguen desaparecidos.

En el Pireo, cerca de 1.800 personas llegaron el martes por la noche y otras 2.500 el miércoles por la mañana después de que las autoridades griegas los trajeran desde la isla de Lesbos, una isla del mar Egeo que en los últimos días ha visto llegar a miles de personas desde Turquía.

Las autoridades fletaron dos barcos especiales para trasladar a los migrantes y luego los llevaron a una estación de tren cercana, indicó la policía portuaria griega.

Lesbos, igual que Kos, también en el Egeo, se han convertido en el punto de entrada a Europa de refugiados que huyen a través de Turquía de los conflictos armados en Oriente Medio y África.

La mayoría de ellos quieren continuar su viaje hacia el norte de Europa a través de los Balcanes, en la crisis migratoria más grave en el continente desde la II Guerra Mundial que pone bajo presión a la UE.

En Hungría, uno de los países de entrada de los migrantes que quieren llegar a Alemania, la tensión sigue creciendo y este miércoles 2.000 personas seguían acampando delante de la estación de Keleti de Budapest o en una zona de tránsito del edificio. Un centenar de ellos se manifestaron para expresar su descontento.

Las autoridades húngaras hicieron evacuar el martes el edificio después de que 500 personas se abalanzaran para tomar un tren con dirección a Viena. Luego la estación volvió a abrir sus puertas pero se prohibió el acceso a los refugiados y los inmigrantes.

El lunes Hungría sí había autorizado a cerca de 4.000 personas que vivían en campos improvisados en las estaciones de Budapest a subir a trenes con destino en Viena, la última etapa antes de Alemania.

Un “desafío” para Europa

El intento de los migrantes de llegar a Alemania se explica por la decisión del gobierno de Berlín de no devolver a los sirios al país por el que entraron a la Unión Europea, en este caso Hungría, y de examinar sus demandas de asilo.

Según las autoridades alemanas, cerca de 3.500 demandantes de asilo llegaron el lunes y el martes a la región alemana de Baviera procedentes de Austria, una cifra récord, y según la policía más de 100 migrantes por hora llegaron a Alemania este miércoles por la mañana.

En Francia también sigue la presión y la intrusión de migrantes en las vías del túnel bajo el canal de la Mancha bloqueó a varios trenes y obligó a los pasajeros a pasar la noche en una estación.

La llegada de miles de personas que huyen de la guerra, la persecución y la pobreza en Oriente Medio y África supone “el mayor desafío para Europa” en los próximos años”, dijo el martes en Berlín el presidente del gobierno español Mariano Rajoy.

La puesta en marcha de una respuesta conjunta de todos los países europeos será el tema central el jueves de una reunión en Atenas entre las autoridades griegas y dos responsables europeos, el vicepresidente de la Comisión, Frans Timmermans, y el comisario europeo de Migración, el griego Dimitris Avramopoulos.

El gobierno de Atenas quiere más ayuda de Bruselas al tiempo que los europeos le piden que gestione mejor la llegada de los refugiados.

El próximo 14 de septiembre tratarán la cuestión en una reunión de urgencia pero los 28 países de la Unión Europea siguen muy divididos y ha habido críticas a Hungría por cómo trata a los refugiados y a los inmigrantes.

“Tenemos que seguir trabajando para poner en marcha una política común de asilo (…) y no para acusarnos mutuamente” dijo el martes la jefa del gobierno alemán Angela Merkel.

Alemania, que prevé registrar este año un número récord de 800.000 demandas de asilo, quiere establecer una cuota de refugiados por país, algo que rechazan muchos estados de la UE.