Una dura crítica a los dueños de la mina Santa Ana de Curanilahue emitió el arzobispo de Concepción monseñor Fernando Chomalí, garante del convenio que dio fin a la huelga que mantenía a 70 trabajadores del carbón a 600 metros bajo tierra hace dos semanas.

Al finalizar la movilización gracias a un acuerdo de los trabajadores y la Intendencia del Bío Bío, el religioso reprochó la actitud de “aquellos que han tenido más posibilidades en la vida y en vez de preocuparse de cómo ayudar a los más pobres sencillamente los explotan”.

“Aquí hay algo muy serio, hay un Estado muy frágil, un Estado frágil donde hay personas que dejan abandonados a sus trabajadores y eso no puede ser”, enfatizó la autoridad eclesiástica la noche del martes, una vez finalizada la huelga.

Los trabajadores habían iniciado hace 14 días la movilización exigiendo el pago de sus sueldos adeudados por dos meses y cotizaciones previsionales por casi un año.

Asesoría legal en contra de la empresa, la entrega de una canasta familiar, el pago de uno de los sueldos adeudados, capacitaciones en un recinto de educación superior de la zona y un pago mensual de 400 mil pesos fueron los compromisos que adquirió el ejecutivo con el sindicato de mineros.

El yacimiento es propiedad de SW Curanilahue S.A., una sociedad anónima cerrada que tiene como representante legal a Miguel Hernández, cercano al empresario televisivo Rodrigo Danús, quien habría cedido a Hernández su participación en el negocio.