La destrucción de uno de los más famosos templos de la ciudad antigua de Palmira, en Siria, por el grupo Estado Islámico (EI) es un “crimen de guerra” y una “pérdida inmensa” para la humanidad, denunció el lunes la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

“Llamo a la comunidad internacional a permanecer unida contra esa depuración cultural recurrente”, agregó Bokova en un comunicado publicado al día siguiente del anuncio de la destrucción del templo de Baalshamin, que figuraba en la lista del patrimonio de la humanidad.

Los yihadistas de EI, que controlan Palmira desde mayo, destruyeron el domingo con explosivos la mayor parte del templo,que empezó a construirse el año 17 y fue embellecido por el emperador romano Adriano el año 130.

Según la Unesco, su parte interior fue seriamente dañada y las columnas que lo rodean se derrumbaron.

La semana pasada, los yihadistas decapitaron al ex director de Antigüedades de Palmira ,Jaled Al Asad, de 82 años, recordó Bokova, recalcando que la destrucción de Baalshamin es “un nuevo crimen de guerra y una pérdida inmensa para el pueblo sirio y para la humanidad”.

El grupo EI “mata a personas y destruye sitios, pero no puede amordazar a la Historia y no logrará borrar esa gran cultura de la memoria mundial”, dijo la directora de la Unesco.

El Estado Islámico considera las obras religiosas preislámicas, en especial las estatuas, como idolatría. Por ello ha destruido varias joyas arqueológicas en Irak, suscitando reacciones de horror en la Unesco y en la comunidad internacional.

En Siria, más de 300 sitios históricos fueron dañados, destruidos o saqueados durante el conflicto que empezó hace más de cuatro años, según la ONU.