Tailandia consideró este jueves poco probable que un grupo terrorista internacional sea responsable del atentado que causó 20 muertos el lunes en Bangkok, y pidió ayuda a Interpol para encontrar al principal sospechoso, un extranjero, que habría tenido a al menos 10 cómplices.

“Vamos a pedir la ayuda de Interpol hoy (jueves)”, declaró a la AFP el general de división Apichart Suriboonya, jefe de la unidad de Interpol en Tailandia, que precisó que ignoraba si el sospechoso sigue en el país.

Bangkok va a pedir a Interpol que difunda una “notificación azul”, que sirve para recabar informaciones adicionales sobre la identidad, el origen o las actividades de personas.

Las autoridades emitieron el miércoles una orden de búsqueda y un retrato robot del principal sospechoso del atentado, pero aún no consiguieron identificarlo y nadie reivindicó el ataque.

La policía dio, sin embargo, detalles sobre la presunta red que ideó la matanza. “La explosión fue preparada por un equipo de más de 10 personas”, aseguró este jueves el jefe de la policía nacional, Somyot Poompanmoung.

Según él, un grupo se encargó de la vigilancia, otro consiguió el material y un último planeó la huida tras el atentado.

Pero, tras varios días de informaciones confusas e incluso contradictorias, Winthai Suvaree, el portavoz de la junta que gobierna Tailandia, consideró “poco probable” que el atentado fuera obra “de un grupo terrorista internacional”.

La bomba que explotó el lunes en un santuario de Erawan, en pleno centro de Bangkok, mató a 20 personas e hirió a otras 120, de las cuales 67 seguían hospitalizadas este jueves.

Al menos 13 extranjeros figuran entre las víctimas: chinos, singapurenses, un indonesio, dos hongkoneses -uno de ellos con pasaporte británico- y varios miembros de una misma familia malasia, entre ellos un niño de cuatro años.

Perplejidad

“Hemos recibido muchas informaciones del público desde la difusión del retrato-robot del sospechoso y estudiamos esas pistas”, declaró a la AFP el portavoz de la policía, Prawut Thavornsiri.

Según la orden de búsqueda, este “extranjero no identificado”, alto, de piel clara, con gafas de montura negra, es sospechoso de “asesinato” y de haber “participado en la confección de una bomba”.

Al principal sospechoso se le oyó hablar en una lengua extranjera, que “no era inglés”. Para describirlo, el portavoz policial empleó un término que designa en general a musulmanes de piel clara oriundos de Asia del sur, Asia Central o Medio Oriente.

Las autoridades temen que se produzcan otros ataques y el líder de la junta en el poder, Prayut Chan-O-Cha, declaró que no participaría en una ceremonia prevista el viernes en honor de las víctimas por motivos de seguridad.

“No tengo miedo a morir, pero tengo miedo que otros mueran conmigo, dado que el riesgo aumenta cada día para mí”, dijo durante una ceremonia oficial en Bangkok.

La posibilidad de que los turistas fueran blanco de la explosión no convence a los expertos.

Acostumbrada a las largas crisis políticas, Tailandia vivió manifestaciones violentas, pero nunca sufrió atentados de ese tipo.

“Para mí es inconcebible que un grupo político tailandés, incluso extremo, esté detrás de algo así, y haya apuntado a los extranjeros y procurado causar un máximo de víctimas civiles en un emblemático santuario religioso en pleno centro de la capital”, asegura Anthony Davis, experto en seguridad instalado en Tailandia.

Algunos analistas han barajado la hipótesis de que el atentado contra este templo, muy visitado por turistas chinos, iba dirigido en realidad contra Pekín, en respuesta a la expulsión por Tailandia de un centenar de musulmanes uigures hacia China.

Pero los grupos uigures nunca atentaron fuera de China, y Suvaree descartó este jueves esa opción.

Militantes islamistas ya han realizado ataques en varios países del sudeste asiático, en particular en la isla indonesia de Bali en 2002 pero hasta ahora, Tailandia no se había visto afectada.