El duelo entre la escudería Mercedes-AMG, vigente campeona del mundo, y Ferrari, en pleno renacimiento, se reanudará el domingo en el Gran Premio de Bélgica, después de un mes de parón para los actores protagonistas de la Fórmula Uno.

En el circuito de Spa-Francorchamps, donde en el 2014 se vivió el punto de inflexión de la temporada cuando el alemán Nico Rosberg chocó con su compañero, el británico Lewis Hamilton, a principio de carrera. Muy criticado por ello, Rosberg no se recuperó y Hamilton pudo desquitarse siendo campeón del mundo. Un año más tarde, el escenario es parecido aunque esta vez se suma Ferrari a la ecuación, en una Fórmula 1 renovada pero con muchos interrogantes sobre su futuro.

Como cada detalle cuenta en esta lucha de titanes, la Scuderia no esperó a Monza, a principios de septiembre, para anunciar que Kimi Raikkonen seguirá al lado del alemán Sebastian Vettel. Maurizio Arrivabene firmó el miércoles un comunicado de tres líneas. ‘Iceman’ sigue y la prensa italiana debe buscar un nuevo tema por el que preocuparse.

El finlandés puede ser considerado el maestro en el tobogán de Spa donde ha ganado en cuatro ocasiones (2004, 2005, 2007, 2009), por dos de Vettel (2011, 2013) y una única victoria para Hamilton (2010).

“Hacer posible lo imposible”

Antes del parón vacacional, Vettel envió un aviso ganando un GP de Hungría completamente apasionante, en homenaje al fallecido Jules Bianchi. Después comentó que quería “hacer posible lo imposible” y mantener el suspense hasta el final de esta temporada 2015. Enfrentarse a las ‘Flechas de Plata’ es un desafío imposible, pero el cuádruple campeón mundial guarda algún truco en la manga, y sobre todo un motor en progresión constante.

Dos escuderías, sobre el papel, parecen ser capaces de interrumpir el duelo Mercedes-Ferrari, o al menos subir al podio: Williams, impulsado por su motor Mercedes, y Red Bull, si su motor Renault destaca. El australiano Daniel Ricciardo ganó el año pasado aquí en Spa y el rusa Daniil Kvyat viene de conseguir su primer podio en Hungría. En el circuito favorito para los pilotos de F1, todos quieren demostrar hasta donde les lleva su talento.

Todos vienen con ánimos renovados y optimismo a esta reentrada de curso, incluso quienes llevan un año aciago como McLaren-Honda. La escudería se cree capaz de asentarse en el Top-10, como en Hungría, y lo anuncia alto y fuerte. Tendrá que llover a menudo en las nueve pruebas que restan de campeonato para ayudar a los hombres de Ron Dennis, el español Fernando Alonso, que nunca ganó en Spa, y el británico Jenson Button. 

Verstappen, en casa

La meteorología es uno de los factores clave en las Ardenas belgas, a finales de agosto, y complica las estrategias de los equipos y favorece a los pilotos experimentados. A veces también ayuda a los novatos. Esta es la esperanza de todos los aficionados holandeses que irán a Spa a apoyar al prodigio Max Verstappen, de 17 años, belga por parte de madre. Terminó cuarto en una carrera que entrará en la historia de la F1.

La vuelta trae consigo el ruido de motores y de rumores, pese a que la renovación de Raikkonen calmó un poco el juego. Sin embargo, la eventual compra de Lotus por parte de Renault sigue siendo un asunto confidencial, pese a que cada vez más parece un secreto a voces. Y, eso también forma del pintoresco encanto de la F1.