Atenas y sus acreedores alcanzaron este martes un acuerdo sobre los objetivos presupuestarios del país, un primer paso hacia un acuerdo global sobre un tercer plan de ayuda a Grecia de más de 80.000 millones de euros en tres años.

El punto acordado establece que Grecia contará en 2015 con un objetivo de déficit primario (excluyendo las cargas de la deuda) del 0,25% del PIB, mientras que aboga para 2016, 2017 y 2018 por un excedente primario del 0,5%, 1,75% y un 3,5% del PIB respectivamente, según una fuente gubernamental, citada por la agencia semiestatal ANA.

Por el momento, se desconoce si Atenas alcanzó otros acuerdos con sus acreedores de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), con los que negocia desde el sábado en un hotel del centro de la capital griega.

Tras ausentarse de las negociaciones para reunirse con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, el ministro de Finanzas Euclides Tsakalotos había estimado el lunes por la noche que las negociaciones “transcurrían bien”, aunque había descartado indicar si el acuerdo se alcanzaría el martes por la mañana. “Pero pronto, es para dentro de poco”, subrayó.

Por su parte, Annika Breidthardt, portavoz de la Comisión Europea, había indicado que los acreedores trabajaban “mano a mano con las autoridades griegas”. “Las conversaciones continúan sobre los puntos todavía por solucionar”, añadió al evocar “profundos progresos”.

Entre los puntos por acordar figuran, por el momento, el aumento del impuesto de solidaridad a las mayores rentas o las tasas de IVA en las clases privadas, el combustible para los agricultores o la carne de buey.

Pero también la suerte reservada a los 90.000 millones de euros de deudas incobrables que ensucian el balance de los frágiles bancos griegos. Las opciones barajadas son una cesión a fondos especializados o la creación de un “banco malo”.

Para conseguir el apoyo de la opinión pública a las difíciles medidas sociales, el primer ministro anunció, fuera del marco del acuerdo, una mayor imposición a los diputados y una bajada de la remuneración de los ministros.

Atenas necesita dar muestras de buena voluntad aceptando las reformas de saneamiento de la economía del país, a cambio de un plan de ayuda de más de 80.000 millones de euros en tres años.

¿Elecciones a partir de septiembre?

Los diputados griegos podrían votar el jueves el texto del acuerdo, si lo hubiese, que se presentaría el viernes a los ministros de Finanzas del Eurogrupo.

Este escenario ideal permitiría la entrada en vigor del plan de ayuda antes del 20 de agosto, fecha en la que Grecia debe reembolsar 3.400 millones de euros al BCE.

Dado el buen ambiente actual de colaboración entre Atenas y sus acreedores, inédito desde la llegada al poder del partido Syriza de Tsipras en enero, no parece que haya riesgos de que los acreedores de Atenas la dejen en una posición que le impida asumir ese pago.

Pese a ello, Alemania parece favorable a no ceder de forma inmediata y alargar lo máximo posible las negociaciones, acordando únicamente una financiación puente a Atenas para que pague al BCE, un gesto similar al que hizo la UE en julio, al prestar 7.000 millones a Grecia tras la conclusión del acuerdo que abría la puerta al tercer rescate.

El préstamo sirvió para el pago de 4.200 millones al BCE con vencimiento el 20 de julio, y el reembolso de 2.000 millones debidos al FMI desde finales de junio.

Precisamente, el gobierno alemán volvió a la carga el lunes y dijo por boca de su portavoz Steffen Seibert que le parece más importante cerrar con Grecia un acuerdo “exhaustivo” antes que un acuerdo rápido.

La prensa griega volvió a plantear el lunes la posibilidad de que Tsipras, que sigue siendo muy popular, convoque elecciones anticipadas próximamente, para consolidarse entre sus bases frente a la oposición al acuerdo por parte del ala más izquierdista de su partido.

El diario de centro izquierda Ethnos avanzaba dos posibles escenarios para Tsipras: bien esperar a noviembre para verse fortalecido por eventuales nuevas concesiones de los acreedores a Grecia, o bien aprovechar la dinámica actual y la falta de preparación de la oposición para convocar elecciones hacia mediados de septiembre.