Australia quiere reducir sus emisiones de CO2 en al menos un 26% antes de 2030 respecto a los niveles de 2005, anunció este martes el primer ministro Tony Abbott, quien subrayó la determinación de su gobierno para buscar un equilibrio entre objetivos ambientales y económicos.

Este objetivo se sitúa “en la media” de los establecidos por los países con un nivel económico comparable de cara a la conferencia sobre clima de París, donde se debe alcanzar un acuerdo mundial para limitar el calentamiento del planeta.

“Tomamos la decisión de que nuestro objetivo para 2030 se sitúe en la horquilla del 26% al 28%”, declaró a los periodistas en Canberra el primer ministro, quien precisó que el objetivo comprometido es del 26%, pero que, según las circunstancias, podría aumentar hasta el 28%.

Australia reiteró en varias ocasiones que las proyecciones del crecimiento económico y el estado de su importante sector minero contarían para determinar su objetivo.

En este sentido, Abbott declaró que no apostaba por un “cierre masivo” de la actividad del carbón.

“Es un buen objetivo, sólido, responsable desde el punto de vista económico, responsable desde el punto de vista ambiental”, subrayó.

Australia, país de 23 millones de habitantes donde el carbón desempeña un papel importante en su producción energética, es uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero por habitante.

La conferencia sobre el clima prevista en París en diciembre busca limitar a 2ºC el calentamiento del planeta por encima del nivel de la era preindustrial.