Crítica de Teatro: “Los pájaros cantan en griego”

ARCHIVO | Francisco Castillo | Agencia UNO
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No es primera vez que Marco Antonio de la Parra aborda en una obra la intimidad de sus personajes, aunque sus propuestas escénicas macrosociales lo han revelado como destacado dramaturgo (“Lo crudo, lo cocido, lo podrido”, “La pequeña historia de Chile”).

En “Los pájaros cantan en griego” el contexto histórico -década 60- coincide con la irrupción en el mundo de una camada de grandes escritores latinoamericanos, corriente a la que el protagonista de esta obra quiere sumarse de manera ferviente y obsesiva.

Ya instalada en esa época, la obra se concentrará en la dimensión individual del personaje, en su ego, manías y debilidades, y en la angustia y tragedia que le significa estar escribiendo hace años la gran novela para ser famoso.

Y, complementariamente, en cómo impacta esa conducta delirante en su relación de pareja con una mujer que no desarrolla sus capacidades, subsumida en la desvalorización matrimonial.

Así, como si estuviera frente a un espejo, el personaje-escritor refleja una y otra vez una mirada narcisista y, especialmente, la profunda inseguridad en todo lo que hace.

Aproximaciones íntimas

Con la dirección de Aliocha de la Sotta (La mala clase”, “Hilda Peña”), el diálogo que propone el texto corre como una conversación cotidiana, tensa y amenazante a veces, en un departamento acomodado, ambientado con música selecta.

La escenografía, sólida y convencional, consta de tres ambientes: escritorio con un gran ventanal (en cuyo vidrio se proyecta la lluvia), sala de estar (con el teléfono que los comunica con el mundo exterior) y dormitorio (en un altillo o segundo piso).

Este espacio se mantiene sin cambios, aunque el relato transcurre en diferentes años, habitaciones, ciudades y países.

Tal vez lo más atractivo e interesante en este montaje sea la aproximación al mundo íntimo de Eva, el personaje que interpreta Alessandra Guerzoni.

La actriz es fundamental, no por ser parte de un tipo de relación deteriorada como muchas, sino por el aporte emotivo y corporal que ofrece.

Guerzoni exhibe en su cuerpo el impacto que va sufriendo su personaje con el paso de los años, cualidad que se advierte, incluso, en la delicadeza de sus pausados cambios de vestuario.

Sin aspavientos ni gestos corporales excesivos, su kinética va experimentando pequeñas alteraciones cuando, por ejemplo, anuncia que está embarazada de un estudiante o consume alcohol y droga.

Leopoldo Pulgar

Leopoldo Pulgar

Denota pasión serena, como corresponde a gente elegante en un mundo aburrido y avaro en afectos, con la idea del suicidio siempre revoloteando.

En sus hombros se advierte el peso de la vida que lleva, su fracaso y decadencia (en realidad, el peso de la obra) junto al narciso que se mira el obligo (Manuel), interpretado por Alex Zisis que sólo entrega un perfil básico de este personaje.

Leopoldo Pulgar Ibarra
Periodista

Sala Finis Terrae. Pocuro 1935. Fono 2420 7444. Jueves, viernes y sábado, 21:00; domingo, 19:30 horas. $8.000 entrada general; $4.000 estudiantes y tercer edad. Hasta el 6 de Septiembre.

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No es primera vez que Marco Antonio de la Parra aborda en una obra la intimidad de sus personajes, aunque sus propuestas escénicas macrosociales lo han revelado como destacado dramaturgo (“Lo crudo, lo cocido, lo podrido”, “La pequeña historia de Chile”).

En “Los pájaros cantan en griego” el contexto histórico -década 60- coincide con la irrupción en el mundo de una camada de grandes escritores latinoamericanos, corriente a la que el protagonista de esta obra quiere sumarse de manera ferviente y obsesiva.

Ya instalada en esa época, la obra se concentrará en la dimensión individual del personaje, en su ego, manías y debilidades, y en la angustia y tragedia que le significa estar escribiendo hace años la gran novela para ser famoso.

Y, complementariamente, en cómo impacta esa conducta delirante en su relación de pareja con una mujer que no desarrolla sus capacidades, subsumida en la desvalorización matrimonial.

Así, como si estuviera frente a un espejo, el personaje-escritor refleja una y otra vez una mirada narcisista y, especialmente, la profunda inseguridad en todo lo que hace.

Aproximaciones íntimas

Con la dirección de Aliocha de la Sotta (La mala clase”, “Hilda Peña”), el diálogo que propone el texto corre como una conversación cotidiana, tensa y amenazante a veces, en un departamento acomodado, ambientado con música selecta.

La escenografía, sólida y convencional, consta de tres ambientes: escritorio con un gran ventanal (en cuyo vidrio se proyecta la lluvia), sala de estar (con el teléfono que los comunica con el mundo exterior) y dormitorio (en un altillo o segundo piso).

Este espacio se mantiene sin cambios, aunque el relato transcurre en diferentes años, habitaciones, ciudades y países.

Tal vez lo más atractivo e interesante en este montaje sea la aproximación al mundo íntimo de Eva, el personaje que interpreta Alessandra Guerzoni.

La actriz es fundamental, no por ser parte de un tipo de relación deteriorada como muchas, sino por el aporte emotivo y corporal que ofrece.

Guerzoni exhibe en su cuerpo el impacto que va sufriendo su personaje con el paso de los años, cualidad que se advierte, incluso, en la delicadeza de sus pausados cambios de vestuario.

Sin aspavientos ni gestos corporales excesivos, su kinética va experimentando pequeñas alteraciones cuando, por ejemplo, anuncia que está embarazada de un estudiante o consume alcohol y droga.

Leopoldo Pulgar

Leopoldo Pulgar

Denota pasión serena, como corresponde a gente elegante en un mundo aburrido y avaro en afectos, con la idea del suicidio siempre revoloteando.

En sus hombros se advierte el peso de la vida que lleva, su fracaso y decadencia (en realidad, el peso de la obra) junto al narciso que se mira el obligo (Manuel), interpretado por Alex Zisis que sólo entrega un perfil básico de este personaje.

Leopoldo Pulgar Ibarra
Periodista

Sala Finis Terrae. Pocuro 1935. Fono 2420 7444. Jueves, viernes y sábado, 21:00; domingo, 19:30 horas. $8.000 entrada general; $4.000 estudiantes y tercer edad. Hasta el 6 de Septiembre.