El ex ministro José Miguel Insulza aseguró que se deben buscar fórmulas para que militares o ex uniformados entreguen información sobre crímenes durante la dictadura militar. Además, defendió la confidencialidad del Informe Valech.

Según consigna el diario La Tercera, el político se abre a la posibilidad de entregar algún tipo de beneficio asegurando que “habría que buscar una verdad recompensada con reducción de penas”.

Insulza, también se refirió al reciente cambio en el testimonio de un ex conscripto en relación al Caso Quemados, indicando que él “hubiera querido que existieran mecanismos a través de los cuales toda esa gente, sobre todo la que estaba mirando, pudiera hablar. Al principio era muy difícil. Hubo gente que se negó a fusilar, y fue fusilada”.

“Hubiera querido que a los cuatro o cinco años de democracia aparecieran más conscriptos Guzmán a decir ‘mire, yo estaba ahí cuando ocurrió esto’”.

Y agregó que siempre existió la sospecha de que existían pactos de silencio al interior de las Fuerzas Armadas. “No digo que sea un pacto escrito, pero es una actitud general”, explicó en la entrevista.

Al ser consultado sobre el debate surgido esta semana, de que se levante el secreto de 50 años que tienen los testimonios con los que se elaboró el informe Valech, Insulza aseguró que no está de acuerdo en levantar ningún secreto y que se debe respetar la confidencialidad. “No soy partidario de adelantar ninguna revelación de una persona que lo hizo bajo condición de secreto”.

Cabe señalar que sobre la desclasificación de testimonios del Informe Valech, el ministro Secretario General de Gobierno, Marcelo Díaz, anunció esta semana que se realizará un proceso de consulta a través de la Subsecretaria de los Derechos Humanos para que los testigos de la comisión Valech entreguen su información al sistema judicial.

Finalmente, el ex ministro de Gobierno de Ricardo Lagos, se refirió a las expectativas frente al cónclave del oficialismo y los lineamientos que se definirán para los próximos años. “Este cónclave no va a resolver ningún problema, pero debería ser el comienzo de una política mucho más ordenada”.

“Hubo una cierta brecha entre lo que se quería hacer -que yo todo lo quiero- y lo que se podía hacer, en términos del crecimiento económico. Las cifras se veían venir. Falta ajustarlo a la realidad económica actual. Esa, probablemente, sea la falla que hubo con el entusiasmo inicial”.