Los idílicos paisajes y lujosas mansiones de las teleseries turcas tienen maravillados a millones de espectadores en Chile y el mundo. Sin embargo, este lejano país hace noticia por una realidad menos difundida, más allá de la ficción.

Sí, efectivamente hay riqueza en Turquía, pues su estratégica posición en el mapa históricamente le ha otorgado poder y ganancias. Estambul, la capital financiera turca, ocupa el octavo lugar entre las ciudades con más billonarios, según la revista Forbes.

Sí, también hay que considerar que, como también sucede en la TV chilena, las teleseries no muestran fielmente la realidad de su país. Y tal vez no tengan por qué hacerlo, pero ¿cuánto sabemos sobre las penas y temores de los turcos, más allá de la historia entre Onur y Sherezade?

El Estado Islámico a sus puertas

Hasta hace una semana, el gobierno turco solo era un observador de la lucha multinacional contra el avance del grupo Estado Islámico. Pese a que la amenaza hace rato acechaba su frontera con Siria e Irak. Sin embargo, la violencia terminó por cruzar la frontera: 32 personas murieron en la ciudad de Suruç, por una bomba atribuida a los yihadistas.

Desde entonces, Turquía está bombardeando a los radicales, mano a mano con Estados Unidos, prometiendo instalar un “área libre del Estado Islámico”. Pero esta ofensiva no solo apunta al enemigo “externo”, también ha recrudecido otra guerra, mucho más antigua: el incansable pueblo kurdo que reclama su independencia.

Bombardeo contra Estado Islámico cerca de la frontera sur | AFP

Bombardeo contra Estado Islámico cerca de la frontera sur | AFP

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Kurdos: el enemigo interno

Hace solo una semana, un joven activista y un policía murieron en medio de disturbios en las calles de Estambul. Se trata de las sucesivas manifestaciones urbanas del pueblo kurdo, una minoría étnica que por siglos ha peleado por reconstruirse como nación independiente.

Pero el principal frente de lucha de los kurdos está en su guerrilla: el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), quienes además de combatir al Estado turco, han mantenido a raya a los yihadistas en la frontera con Siria e Irak. Este rol, sin embargo, no es razón suficiente para que Turquía deje de considerarles “terroristas” y los bombardee incluso con mayor fuerza que al Estado Islámico.

Activistas kurdos en una calle de Estambul | AFP

Activistas kurdos en una calle de Estambul | AFP

Una soldado kurda en la frontera con Siria | AFP

Una soldado kurda en la frontera con Siria | AFP

La cuasi “primavera turca”

Las protestas en las calles no solo congregan a kurdos. Ciudadanos de izquierda, minorías religiosas y laicas han hecho sentir su oposición al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, desde el estallido social de 2013, que dejó 8 muertos y cientos de heridos.

Una inocente protesta ecologista contra la eliminación de un parque derivó en un amplio movimiento ciudadano en todo el país -que se mantiene hasta hoy, aunque con menos fuerza- y que dejó ver la violenta represión del gobierno islamo-conservador.

Muchos temían que las revoluciones de la llamada “primavera árabe” se replicaran en Turquía, pero era improbable. Si bien es un país mayoritariamente musulmán y conservador, tiene un sistema democrático y “occidentalizado”.

Bulent Kilic | AFP

Bulent Kilic | AFP

Conservadurismo, machismo y censura

Que las mujeres no se rían ruidosamente; que no se permitan tatuajes, piercings ni maquillaje en colegios; o que simplemente, las mujeres se ocupen solo de la maternidad y no se entrometan en los trabajos para hombres. Esas son solo algunas de las polémicas restricciones ha intentado imponer el gobierno turco, islamista y conservador, pese a que el Estado se define como laico.

Otra “víctima” de este control han sido el acceso a internet. Hace un año, Twitter y YouTube fueron bloqueados en el país, acusados de “vulnerar la privacidad”, justo cuando se filtraron pruebas de un presunto caso de corrupción entre altas autoridades. Hace unos días nuevamente hubo un apagón en redes sociales, esta vez por la difusión de imágenes del atentado en Suruç.

Protesta contra Erdogan en Estambul | AFP

Protesta contra Erdogan en Estambul | AFP

El genocidio que aún pena en las calles

En uno de los episodios más sangrientos de la historia, cientos de miles de armenios (cifra aún en discusión) fueron sistemáticamente masacrados entre 1915 y 1917, durante la Primera Guerra Mundial, a manos del Imperio Otomano, antecesor de la actual República de Turquía, que los acusaba de estar aliados con Rusia.

Hablar de este tema aún genera conflicto en cualquier esquina de Estambul o Ankara.

Más de 20 países, incluido Chile y hasta el Papa, han reconocido esta masacre como un “genocidio”, sin embargo, Turquía niega categóricamente que el Imperio Otomano haya organizado la matanza sistemática de su población armenia y rechaza el término de “genocidio”. El gobierno ha denunciado a cada país que hable de genocidio y si alguien osa criticar públicamente el tema, podría enfrentar a la justicia.

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Exposición sobre el genocidio en capital de Armenia | AFP

Exposición sobre el genocidio en capital de Armenia | AFP

Una manifestación en Uruguay | AFP

Una manifestación en Uruguay | AFP

Familias que huyen de la guerra

El drama de los millones de sirios que huyen de su país por la guerra civil y por la amenaza yihadista se convierte en una preocupación creciente para Turquía. Cerca de 2 millones de sirios han atravesado la frontera y muchos de ellos viven en las calles y edificios abandonados, principalmente en la parte europea de este país.

Desde el inicio de la guerra civil en Siria, hace cuatro años, el régimen turco acusa regularmente a la comunidad internacional de no asumir parte del costo que representa la recepción de estos refugiados, en particular financiera.

Familia siria ingresando ilegalmente a Turquía | AFP

Familia siria ingresando ilegalmente a Turquía | AFP

Familia siria buscando comida en Estambul | AFP

Familia siria buscando comida en Estambul | AFP