Policías de América, Europa y Australia han unido fuerzas para capturar al fugado narcotraficante mexicano Joaquín ‘Chapo’ Guzmán, informó un alto funcionario de seguridad estadounidense. 

A casi tres semanas de que Guzmán se escapara de una cárcel de máxima seguridad, Jack Riley, subdirector de la Oficina para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por su siglas en inglés), dijo a la AFP que se siente “optimista” de que el jefe del cártel de Sinaloa será recapturado, aunque reconoció que no es una tarea fácil.

“La cacería contra él es un maratón, no una carrera de velocidad”, indicó el número dos de la DEA en una entrevista telefónica el miércoles desde Washington.

“Cuando lo atrapamos la primera vez comprendimos que no sería fácil, pero obviamente ahora para nosotros es una especie de juego del gato y el ratón”, añadió.

La DEA proporcionó a las autoridades mexicanas información de inteligencia crucial para ayudar a capturar a Guzmán en febrero de 2014, después de que el capo se escapara de otra cárcel 13 años antes.

Pero Guzmán huyó nuevamente el 11 de julio pasado, deslizándose por un túnel debajo de la cárcel de máxima seguridad, ubicada a 90 km de la Ciudad de México.

Autoridades mexicanas y estadounidenses han trabajado “hombro con hombro” desde entonces, dice Riley, quien rechaza las versiones de que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se ha rehusado a aceptar ayuda.

Cacería humana global

Mientras Guzmán podría estar escondido en las montañas del estado de Sinaloa (noroeste), policías de todo el mundo están involucrados en el caso, confiando en información de inteligencia y utilizando la vigilancia electrónica para atraparlo.

“Estamos trabajando con nuestras contrapartes mexicanas con toda la información que ellos han buscado en la frontera, y en otros lugares de Centro y Sudamérica e incluso en Europa y Australia (…). Toda esa información la canalizamos juntos para tener una gran fotografía”, señala Riley.

“Por años el Chapo capitalizó el hecho de que había policías que no hablaban con (otros) policías, pero puedo asegurarle que lo estamos haciendo mejor de lo que nunca antes lo hicimos, y si yo fuera ‘el Chapo’ estaría mirando por encima de mis hombros”, advierte.

La investigación se ha hecho global “porque una organización tan grande y tan poderosa como (el cártel de) Sinaloa tiene tentáculos en todos lados” y cualquier información podría “ayudarnos a rastrearlo o a rastrear a alguien muy cercano a él”. 

¿Escondido en Sinaloa?

La segunda fuga de Guzmán ha reavivado el debate sobre si él y otros grandes capos deberían ser extraditados a Estados Unidos.

“Seguramente” la DEA solicitará la extradición de Guzmán en el caso de que sea recapturado, señala Riley, quien dice comprender por qué los mexicanos quieren procesarlo primero en su país como responsable de incontables asesinatos en su territorio.

“Mi lectura sobre esto es: solo lo quiero en la cárcel, donde sea, porque ese es el lugar al que pertenece”, añade.

Funcionarios de Estados Unidos creen que Guzmán se ha ido a las remotas montañas de Sinaloa, donde ha alimentado una imagen de Robin Hood entre los residentes locales.

“Si fuera él, regresaría a Sinaloa, donde controlo el entorno, probablemente tengo una fuerza de seguridad que rivaliza con la policía, y estoy en una situación en la que puedo ser advertido si las autoridades vienen a mí”, señala Riley.

Guzmán, de 58 años, probablemente busca “consolidar su autoridad” sobre el cártel tras su fuga, sostiene el funcionario de la DEA.

Aunque su captura debilitó al cártel de Sinaloa, éste siguió siendo la organización más poderosa del país, con los hijos de Guzmán y sus cercanos socios compartiendo el liderazgo durante el período en el que estuvo en prisión.

“Si un presidente que controló con mano firme por 20 años su empresa de pronto es removido del poder, la organización se cierra en sí misma, las alianzas se vuelven inestables, la gente que antes tenía que esperar órdenes se hace más independiente y la comunicación se relaja”, dice Riley.

“Esa es la verdadera oportunidad para las fuerzas de seguridad de ambos lados de la frontera para dar golpes sustanciales y creo que verdaderamente lo hicimos”. Pero la cacería ha vuelto.

Interrogado sobre si encontrar a Guzmán podría llevar años, Riley respondió: “No, y le voy a decir por qué: no tengo toda la vida por delante para dejar este empleo y no me voy a ir hasta que este tipo sea capturado”.