Existen opiniones divididas respecto a si funcionan o no, los romances de oficina. Los argumentos suelen basarse en la simple creencia, la experiencia o incluso están condicionadas por normas internas existentes en las empresas.

“Más allá de eso, el amor no tiene limitaciones cuando se presenta y, cuando de unir a dos personas se trata, no se sujeta a fronteras sociales o reglamentos internos. Cuesta trabajo, desde las emociones, hacer una distinción entre la vida profesional y la personal”, comenta Mario Guerra, experto en relaciones de Match.com.

Guerra dice que es común oír frases como “Sé profesional” o “No debes mezclar las emociones en esto”, pero la realidad, según él, es que “no somos seres divididos entre la razón y la emoción donde podamos prender y apagar interruptores a voluntad”.

“Por supuesto nadie querría sacrificar lo personal por lo profesional (ni viceversa), por más que haya personas que elijan renunciar a uno de estos aspectos por crecer, a medias diría yo, en una sola área de la vida”, indica.

Para el experto, las oportunidades de conocer nuevas personas no son tan amplias para algunos y la oficina se convierte en una opción para conocer a alguien con quien conversar, bromear, reír y salir. “Este espacio de convivencia, donde pasamos muchas horas de nuestra vida, es el perfecto para conocerse y, por supuesto, para enamorarse cuando no se tienen más oportunidades o estas son más bien escasas”asegura.

“Pero ante esto, muchas veces hay un costo social”, sentencia Guerra. Y es que si bien es cierto que estos romances suelen ser cada vez más abiertos, “aún hay muchas personas que prefieren, cuando surge, mantener una relación de este tipo más bien “oculta” (aunque muy frecuentemente acaba siendo un secreto a voces), ya sea por temor a los comentarios, las represalias o la crítica de otros. Y conste que no me refiero aquí a relaciones paralelas, sino a la que genuinamente se puede dar sin haber otras parejas de por medio”, señala Mario.

Para el experto, más allá los reglamentos y el juicio externo, es uno mismo quien debe evaluar qué tan dispuesto se está a entrar en una relación que puede ser compleja de llevar. “Por ejemplo, puede haber distinta jerarquía laboral entre ambos (jefe/subordinado), ocurrir episodios de celos por la convivencia con otros compañeros o hasta resentimientos que se llevan de la vida personal a la oficina y viceversa, cuando se tienen incidentes en cualquiera de los dos mundos”, expresó.

“La convivencia intensiva a veces también satura a uno o a ambos, por no tener espacios de privacidad al estar siempre en los mismos ambientes. Por supuesto que al inicio estos problemas no suelen verse e incluso mantener oculta la relación se vuelve una divertida complicidad entre ambos, que en muchas ocasiones no suele acabar siendo tan satisfactoria. Por cierto, si la relación no funciona y terminan, tienen un elemento adicional que muchas otras parejas no padecen; el tener que seguirse viendo todos los días como si fueran unos desconocidos o al menos ya no con aquel espíritu romántico que alguna vez los unió”, comentó.

Por lo mismo, si ya estás en una relación de este tipo, debes trabajar para que funcione y tomar en cuenta estas variables. “Si aún no te ha pasado, pero lo estás considerando, toma en cuenta estos aspectos que te he mencionado. Quizá sea buena idea mejor buscar ampliar tu círculo de amistades más allá de las fronteras de la oficina y encontrar el amor en un sitio donde no se contamine la emoción de enredos, reglas, restricciones y miradas curiosas”, manifestó Guerra.