Una audiencia cautelar contra el tesorero de la Conmebol y presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Carlos Chávez, fue suspendida este domingo, por dudas de la defensa en la imparcialidad del juez, en el marco de una investigación judicial por corrupción.
“Nosotros hemos pedido al juez, el día de hoy (domingo), que considere apartarse del proceso”, afirmó en diálogo con periodistas Jaime Tapia, abogado de Chávez, en la ciudad de Sucre (sureste), donde el Ministerio Público abrió una investigación contra dirigentes de la FBF y otros directivos.
El jurista acotó al portal de noticias Diez.bo del diario El Deber que “queremos tener garantías de un juez imparcial”, reiterando los argumentos que todo el proceso está armado.
Chávez aseguró en la víspera que su detención el viernes es un “golpe de estado” contra el fútbol boliviano, mientras que su secretario ejecutivo, Alberto Lozada, también detenido, anunció que personeros de la FIFA y la Conmebol llegarán al país andino en su ayuda.
El presidente de la FBF está sindicado por la Fiscalía General de organización criminal, legitimación de ganancias ilícitas, uso indebido de influencias, beneficios en razón del cargo, delitos tributarios y estafa con la agravante de víctimas múltiples.
En las indagaciones del Ministerio Público figuran unos 40 dirigentes del fútbol boliviano, según aseguró en los últimos días el fiscal general, Ramiro Guerrero.
La Fiscalía abrió sus investigaciones el mes pasado, tras el escándalo de corrupción que involucró previamente a altos ejecutivos de la FIFA. En las denuncias se mencionó a Chávez de haber recibido un soborno de 7,5 millones de dólares.
El fiscal Iván Montellano lamentó la recusación planteada por la defensa de Chávez, y dijo que “es un acto dilatorio, porque están planteando acusaciones infundadas” y que la próxima audiencia aún no tiene fecha.
La Fiscalía boliviana utilizó también la denuncia de otro dirigente deportivo, sobre una supuesta apropiación de dinero que habría realizado Chávez, de la recaudación que dejó un amistoso de fútbol, jugado en 2013, entre las selecciones de Bolivia y Brasil.
