Cuando la meta ya estaba cerca, la marchista mexicana María Guadalupe González ya no podía pensar en nada. Cuando cruzó la línea final se desvaneció y fue necesario sacarla en ambulancia, pero volvió a tiempo para recibir su medalla de oro como campeona de los 20 kilómetros en Toronto-2015.

La mexicana de 26 años llegó a estos Juegos Panamericanos dispuesta a ganar su prueba y a sumar un récord a su palmarés. Llegó a Toronto con una estela de tres marcas impuestas: en Copa del Mundo (1H28:48 en Taicang, China), Circuito Internacional de Marcha (1H32:42 en Chihuahua, México) y Copa Panamericana (1H29:21 en Arica, Chile).

Este domingo, González arribó al circuito de marcha trazado a la orilla de lago Ontario y dominó la competencia de punta a punta, a pesar de las desgastantes condiciones del clima: 23 grados centígrados y humedad del 88 por ciento.

Sobre el kilómetro 10, la mexicana llevaba un tiempo que hacía suponer que el récord de los Juegos Panamericanos sería suyo (43:49) y le sacaba 34 segundos de ventaja a su inmediata perseguidora, la brasileña Erica de Sena.

Para el kilómetro 15, el esfuerzo se dejaba ver en su andar. La pregunta era si podía mantener el ritmo. Lo hizo, siguió su paso por inercia y en cuanto cruzó la meta se desmayó.

En brazos la trasladaron a la zona de recuperación de los atletas. Pronto se le aplicó agua fría para refrescarla y suero oral para rehidratarla. Ella tardaba en reaccionar.

“¿Cuanto tiempo hice?”, dicen que preguntó una y otra vez con insistencia.

Le hicieron saber que había terminado con 1H29:24, pero que el récord panamericano ya era suyo. Ella sin recuperar la conciencia del todo atinó a decir: “yo quería bajar de 1H28″.

Como María Gudalaupe no se recuperaba por completo la subieron a una ambulancia para llevarla a una clínica a estabilizarla. Se decía que tardaría cuatro horas en volver.

La prueba masculina de los 20 kilómetros se llevó a cabo y cuando terminaba la marchista mexicana había vuelto totalmente repuesta.

“En la ambulancia me sentía muy mal y me decía ¿pero qué estoy haciendo? ¿por qué lo hice así? creo que ya ni veía la meta”, contó la mexicana ya con la medalla de oro en sus manos. “A pesar de todo, me sabe bien el triunfo”.

Amaba el boxeo, odiaba la marcha

El domingo, México llevó a su medallero particular su presea número 12 en Toronto-2015. Se la ha dado esta joven que no siempre disfrutó de la marcha. Antes estuvo ligada a un deporte muy distinto.

“Me encantaba boxear, era rápida en el ring, me gustaba pegar y salir, no pegaba tan duro porque el peso cuenta mucho y yo pesaba 44 kilos”, cuenta y recuerda que justamente por su peso tan ligero tuvo que dejar el boxeo para correr.

Se metió a pruebas de medio fondo y una lesión estuvo a punto de dejarla fuera del deporte, pero se le abrió un nuevo proyecto de vida: la caminata, una disciplina que no siempre le agradó.

“Me lesioné una rodilla y me decían que ya no podía hacer deporte. Hasta que encontramos un doctor que me sanó. Luego hice marcha y me dijeron ‘tienes cualidades’, pero yo les decía ‘no me gusta, no me gusta, no me gusta’”.

“Se tardaron como seis meses en convencerme”, agrega la flamante campeona panamericana de marcha quien, luego de ofrecerle su medalla “a todos los mexicanos”, también da una disculpa sincera.

“El desmayo no estaba planificado”, dice en broma y en serio remata: “Estaba planificado ganar, pero no en esas condiciones. Le he dado una preocupación a mi familia, a mis entrenadores. No debió pasar esto, les ofrezco una disculpa, pero no contaba con el calor que se sintió aquí”.

Después de ganar su oro panamericano, María Guadalupe no sabe a ciencia cierta qué vendrá en su andar deportivo a corto plazo. Tal vaya al próximo Mundial de Atletismo China-2015.

“Aún no sé si vamos al Mundial. Tengo mi lugar, pero aún no me confirman. Espero estar ahí para poder rozarme con las mejores, ver cómo estoy ante esos niveles y ver qué me hace falta para los Juegos Olímpicos”, señaló.