La Comisión Europea propone utilizar un fondo de rescate comunitario para financiar a corto plazo a Grecia, opción que no apoyan algunos países de la Unión Europea que no son miembros del euro, en particular Gran Bretaña, que pide garantías.

El acuerdo alcanzado el lunes luego de 17 horas de intensas negociaciones entre los mandatarios de la eurozona allana el camino para un tercer rescate financiero a Grecia, pero hasta que éste sea aprobado, Atenas necesita dinero de inmediato.

Grecia está en default con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por unos 2.000 millones de euros y el próximo lunes debe saldar con el Banco Central Europeo (BCE) un vencimiento de 4.200 millones de euros. En total, hasta mediados de agosto necesita unos 12.000 millones de euros.

La opción retenida por el Ejecutivo comunitario es la de utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEEF), el primer fondo de rescate de la UE creado al calor de la crisis de la deuda en 2010 y que fue utilizado para rescatar a Irlanda y Portugal.

“La UE pondrá a disposición de Grecia un préstamo de un monto máximo de 7.000 millones de euros, con una madurez máxima de tres meses”, explica la Comisión en su propuesta.

Esta propuesta fue transmitida al Consejo Europeo, en donde están representados los 28 miembros de la UE, pero es una opción sobre la que varios Estados miembros, que no forman parte de la unión monetaria, expresan reticencias.

Gran Bretaña es uno de ellos. El martes, el ministro de Finanzas George Osborne lo dejó claramente expresado en Bruselas. Este miércoles fue el primer ministro, David Cameron, que afirmó que “no son los británicos los que deben rescatar a los países de la eurozona”.

Pero en Bruselas este miércoles una fuente gubernamental británica matizó la posición de Londres explicando que el gobierno de Cameron quiere ser “constructivo” en la solución del problema inmediato de Grecia y que esperaba a cambio del uso del MEEF “garantías”.

El martes, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, señaló que Dinamarca y Suecia también son reticentes. Praga también se opone, confirmaron fuentes.

La decisión no está tomada, debe aún ser discutida entre los 28 miembros de la UE. Tampoco se sabe qué tipo de procedimiento legal se utilizará para someterla a aprobación (si voto a mayoría calificada o por unanimidad).

En todo caso, una fuente confió a la AFP que espera que la decisión no se tome a nivel ministerial, “para evitar el circo”.