“Esto es para hombres, esto es para mujeres”. Una de la frase más repetidas a menores de edad que quieren descubrir por sí mismos y mismas lo que más les gusta. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué existen personas que siguen creyendo que el deporte, las carreras universitarias, la ropa, el tono de voz, las expresiones corporales o el arte -entre otras- son cosas de un género en específico?

Pese a estar viviendo en pleno siglo XXI, con teléfonos inteligentes y redes sociales que nos acercan comunicacionalmente, con medios de comunicación que son creados cada día, cada vez más personas entrando y egresando de la Universidad, parece insólito que aún sigamos creyendo en “roles” que se deben seguir simplemente por “ser” hombre o por “ser” mujer, por tener una orientación sexual distinta o estar pasando por una transición de género.

Los roles y los estereotipos que se les continúan asignando a hombres y mujeres, por el sólo hecho de “serlo”, perpetúan conductas de las cuales las personas no pueden escapar. En la cultura nacional, las chilenas deben estar preparadas para trabajar, ser madres -por obligación o por deseo- tener tiempo para criar a los hijos, para asear la casa, lavar la ropa, tener preparadas las comidas y si alcanza un poco de tiempo para distraerse con una que otra amiga. ¿Parece justo?

¿Qué es un estereotipo?

El sociólogo Jeremias Ortiz, explicó a BioBioChile que un estereotipo es el conjunto de características que se le son asignadas a una persona en torno a algo específico de su existencia. Es decir, si a una persona se le asignan roles por ser blanca, negra, adulto, joven, hombre o mujer, esto generará un estereotipo.

En este sentido el estereotipo ataca en su mayoría a las mujeres, quienes se deben subyugar a las ideas culturalmente preconcebidas. Está naturalizado que las mujeres deban hacer todo aquello, y no se lo cuestionan, porque para la sociedad es “normal” que la mujer se deba sobre exigir a ella misma, y la misma sociedad le paga con un “orgullo falso” que le hace sentir bien por ser explotada por ella misma.

En otro lado, los hombres también son víctimas de este tipo de conductas, pero de una manera más frágil y poco cuestionada por ellos mismos -he aquí la razón por la que también los movimientos de “nuevas masculinidades” son menores a los movimientos feministas-.

El tener que ser el “macho”, pagar las cuentas, no llorar en público, ser fuerte, pagar las salidas a comer, es parte de ello. Esto, sin embargo, da al hombre el estatus de “buen hombre”, de persona prudente que cumple con la familia, que sabe lo que tiene que hacer.

Comienzos y educación

Según la página nacional mifuturo.cl, en 2014 las carreras preferidas por mujeres fueron las de salud. Enfermería, psicología, ingeniería comercial, derecho, pedagogía en educación diferencial, nutrición y dietética, kinesiología y fonoaudiología, se encuentran en las primeras elecciones.

Por otro lado, las preferencias de los hombres estuvieron más ligadas a las matemáticas. Ingeniería comercial, derecho, ingeniería civil industrial, ingeniería civil plan común, ingeniería en computación e informática, pedagogía en educación física y kinesiología.

Carreras escogidas desde distintas perspectivas por la educación primaria que reciben las personas. Aquellas carreras auxiliadoras, de ayuda, de constancia emocional son las más escogidas por mujeres, por el contrario de los hombres que acceden a carreras cuyas ganancias financieras están aseguradas.

Esto también responde a la necesidad de seguridad financiera que el hombre debe garantizar a su pareja, a su esposa, para formar una familia.

El experto explica que asignar roles, características y estereotipos a las personas de manera natural, es algo típico del ser humano, que se ha ido fortaleciendo a través de la educación y la cultura chilena, y también la cultura extranjera que llega al país en formato de cine o música, por ejemplo.

“A pesar de a nivel mundial se hayan hecho bastante progresos en torno a la igualdad y la equidad de género, en Chile todavía existen problemas para pagar lo mismo a una mujer que a un hombre que ocupan un mismo puesto, para ofrcerles un mismo plan de salud tanto en el sector público y privado. Incluso en algunos medios de comunicación televisivos a las mujeres no se les da el espacio de importancia que sí podría ocupar”, indica.

Al mismo tiempo, al hablar de educación las personas podrían creer que esto sólo se basa en lo que entregan las escuelas, las universidades e instituciones, sin embargo, la educación y el aprendizaje en la vida del ser humano proviene desde todas partes. Desde la familia, desde los amigos, desde los compañeros sexuales de paso, desde las películas, los documentales, la música, el arte, entre otros.

Desde este punto, Ortiz aclara que para un hombre tener muchas parejas es sinónimo de ser un ganador, un hombre de verdad, un “seco”, macho recio. Por el contrario, la mujer que se acuesta con más personas, que tiene una vida sexual activa o que tiene más parejas o novios pasa a ser una mujerzuela, una mala mujer, una “suelta”. Todos estos estereotipos o roles, son los que directamente atacan a las personas.

Por el contrario si un hombre tiene pocas parejas o tiene gustos más sensibles es de inmediato catalogado como “maricón, poco hombre”, entre otros calificativos.

“Los estereotipos de género merman las posibilidades que tienen mujeres- ya que son lamentablemente las que están siendo subvaloradas en distintos espacios en la sociedad- y esto se debe a que se espera que sean calladas, sumisas, sublimes, delicadas, porque los estereotipos de género encierran a la gente y la obligan a vivir dentro de estas categorías. y no es sano, sobre todo en Chile, donde la sociedad es una de las más conservadoras”, explica el sociólogo.

Así como se dividen los espacios público y privados, los roles de paternidad y maternidad y las tareas en el hogar, entre otras cosas, también se asignan los estereotipos del saber: ¿qué saber pueden tener los hombres, qué saberes pueden adquirir las mujeres?

Estos saberes están relacionados con qué tipo de actividad económica desarrollan estos hombres y estas mujeres. explica ortiz.

“Si a lo largo de la historia se ha validado que es el hombre quien provee de alimentos, de comida, plata a la casa, entonces los saberes que el hombre tendrá se relacionan con proveer, con ganar un puesto de importancia en lo público para tener que volver a su casa y entregar todo este resultado de su trabajo”, comenta.

“Las mujeres, por otro lado, se encuentran en carreras tanto profesionales como técnicas, que trasladan los roles maternales a estos saberes, es decir, se ven en las carreras de medicina, enfermería, obstetricia, profesoras, párvulos, educación diferencial”, agrega.

El experto indica que “la mayoría de las mujeres optan por estas carreras principalmente porque la socialización que han tenido les dice que el espacio de saberes por los que se tienen que mover tienen que ver con el cuidado de otras personas, con esta idea de que ellas tienen que estar a cargo de otras mujeres y otros hombres”.

En este sentido, es claro que hoy, en pleno 2015, las mujeres entren a estas carreras por libre elección, porque quieren, porque su educación les dice que pueden ser buenas, que tienen capacidades y que les irá bien. Pero es necesario comprender que los gustos son construcciones, los gustos se forman a través de la educación, a través de la cultura y la manera en la que han sido criadas las personas.