La presidencia bosnia condenó el sábado por la noche el ataque al primer ministro serbio Aleksandar Vucic, víctima de una pedrada durante la conmemoración de la masacre de Srebrenica, después de que Serbia exigiera una “condena pública” por el “intento de asesinato” del dirigente serbio.

De regreso a Belgrado, Vucic confirmó que una piedra lo había golpeado en el labio inferior, añadiendo que “no era nada”, y que continuaría trabajando por la reconciliación entre los serbios y los musulmanes de Bosnia.

“Lamento lo que ha ocurrido hoy y lamento que algunos no hayan reconocido nuestra intención sincera de edificar una amistad entre serbios y musulmanes. Mi mano sigue tendida y proseguiré mi política de reconciliación”, declaró Vucic a la prensa.

Ante la petición del ministerio serbio de Relaciones Exteriores de una “condena pública” al “intento de asesinato” del jefe de gobierno serbio, la presidencia tripartita bosnia emitió un comunicado afirmando que condenaba “en los términos más firmes y lamentaba profundamente el ataque de hoy” contra Vucic en Srebrenica.

Asimismo, la presidencia bosnia alabó la asistencia del dirigente serbio a la conmemoración, y pidió que se identificara rápidamente a los autores del ataque.

“(Vucic) vino a vernos para pedirnos perdón, mostrar que tiene corazón, y ahora nosotros vamos a ser considerados como salvajes”, lamentó por la mañana una de las asistentes al acto, que quiso guardar el anonimato.

El alcalde de Srebrenica también criticó el lanzamiento de piedras contra el dirigente serbio.

“Esto es obra de enfermos mentales que abusaron de este digno evento. Vucic estrechó en sus brazos hoy a Munira Subasic, la presidenta de la asociación de Madres de Srebrenica”, dijo a la prensa Camil Durakovic, asegurando que llamaría a Vucic para presentarle sus excusas.

Decenas de miles de asistentes

En la ceremonia para marcar el 20 aniversario de la masacre de 8.000 musulmanes por las fuerzas serbobosnias, se congregaron decenas de miles de personas.

En un ambiente cargado de emoción y de dolor, se enterraron los restos de 136 víctimas recientemente identificadas de la masacre del 11 de julio de 1995.

Un total de 6.241 cuerpos identificados están enterrados en este lugar y otros 230 en otros cementerios.

Vucic, un antiguo ultranacionalista reconvertido en proeuropeo convencido, acababa de depositar una flor ante un monumento con los nombres de las 6.200 víctimas identificadas y enterradas en el memorial.

Antes de acudir a Srebrenica, el dirigente serbio había publicado este sábado una carta abierta en la que definió la matanza como un “crimen monstruoso”.

“No hay palabras para expresar la tristeza y el dolor por las víctimas, ni la ira contra los que cometieron este crimen monstruoso”, dijo Vucic sin emplear la palabra “genocidio”.

En julio de 1995, en una región declarada “zona protegida” por la ONU, unos 8.000 adolescentes y hombres musulmanes fueron asesinados por las fuerzas serbobosnias en Srebrenica, en la peor matanza en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

La guerra entre comunidades de Bosnia (1992-1995) dejó 100.000 muertos y dos millones de refugiados, casi la mitad de la población de entonces.

Numerosos responsables internacionales estuvieron presentes en Srebrenica, entre ellos el presidente estadounidense de entonces, Bill Clinton, cuya administración fue la artífice de los acuerdos de paz de Dayton que pusieron fin al conflicto.

Veto ruso en la ONU

La matanza sigue suscitando debate en la escena política internacional y envenenando las relaciones entre Serbia y Bosnia.

El miércoles, Rusia vetó un proyecto de resolución de la ONU sobre Srebrenica, una decisión de la que Belgrado se felicitó y que las familias de las víctimas deploraron, estimando que “imposibilita la reconciliación”.

Los líderes político y militar de los serbios en Bosnia, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, respectivamente, fueron acusados de haber orquestado la masacre y son juzgados actualmente por genocidio ante el Tribunal Penal Internacional para la exYugoslavia.

En 2001, un comandante serbobosnio, Radislav Krstic, fue el primer condenado por genocidio en Europa. Le siguieron otras cuatro condenas.

Pero 20 años después de la masacre, Bosnia, uno de los países más pobres de Europa con 3,8 millones de habitantes, sigue marcada por las divisiones y la hostilidad entre sus distintas comunidades.