El gobierno descartó haber recibido algún tipo de presión desde sectores de la iglesia para posponer la votación del proyecto que despenaliza el aborto en tres causales.

Marcelo Díaz, vocero del Ejecutivo, indicó que la decisión de acoger la petición de postergar la instancia fue tomada por el comité político en su conjunto.

“Lo que nos importa es que el proyecto de apruebe”, indicó el secretario de Estado.

“Nos pareció razonable acoger la petición de darnos unas semanas más para dar viabilidad legislativa al fondo del proyecto. Hemos actuado de manera colectiva y coordinada”, añadió.

En esa línea, remarcó que no existieron presiones y que únicamente hubo una petición de la presidencia de la Democracia Cristiana, que les pareció atendible.

Sobre el rol del ministro del Interior, Jorge Burgos, quien fue criticado por manifestarse con anterioridad proclive a posponer al proceso, Díaz aseveró que se trata de debates propios y naturales.

“No hay que ponerse nerviosos con este tipo de cosas”, sentenció.