Crítica de Teatro: “Knitting peace” (“Tejiendo la paz”)

Bajo la batuta de la autora y directora Tilde Björfors, la compañía Cirkus Cirkör, de Suecia, fundada en 1995, presenta un espectáculo en el que se combinan la habilidad individual y el trabajo colectivo del circo contemporáneo con un propósito humano y político: aunar voluntades para promover la idea de la paz en el mundo.

Para graficar esta necesaria, pero compleja intención, los realizadores recurren a materiales humildes (lana, cáñamo, cuerdas) con los que van construyendo la metáfora de ir tejiendo la paz.

Como se sabe, un objetivo actual en casi todos los rincones del mundo, cuyos procesos están llenos de intereses creados, trabas y falacias.

Así, en momentos se advierte un encordado limpio en toda su extensión… pero en otros instantes, son madejas incompletas, nudos, enredos, verdaderas telarañas o redes acogedoras.

El elenco va armando poco a poco, sin prisa, pero constantemente, este universo textil, como si fuera un rito solemne.

Son cinco artistas que, entre otras pruebas, ejecutan acrobacias aéreas, equilibrio en la cuerda floja, en grandes esferas o aros.

Paralelamente, en un altillo de la “carpa” teatral, un multi músico “entreteje” sus interpretaciones instrumentales y vocales con lo que ocurre en escena.

Solemnidad y precisión

Este montaje de circo contemporáneo, estrenado el 2013, entrega una propuesta visual pulcra, precisa y pausada.

Y presenta un elenco que exhibe gran habilidad y destreza, además de talento interpretativo con sus cuerpos y manejando los dispositivos escénicos.

La idea del juego recorre este montaje, un atractivo recurso coherente con la inestable búsqueda de la paz.
A eso se agrega el inmaculado color blanco que domina este universo textil del cual también forma parte el vestuario del elenco.

En conjunto, en una obra íntima que busca generar reflexión, esta visualidad de matiz neutro estimula las emociones a nivel interno.

Son pocos los contrapuntos que ayudan a graficar con fuerza los altibajos de estos conflictivos procesos humanos y sociales, generadores de emociones más explosivas.

Pero hay algunos: en contraste con el gran despliegue de los encordados destacan los pequeños muñecos de lana que aparecen en el escenario, un vínculo con la niñez, los más desamparados cuando la paz es esquiva.

Otro instante de rompimiento sucede cuando una joven sube una escala de cuerdas y desaparecen los peldaños inferiores, sugiriendo una suerte de sin retorno (al logro o a la pérdida de la paz).

La música a gran volumen tal vez sea el contrapunto más explícito que se eligió para complementar el enjambre de armonía que protagonizó el elenco.

De esta manera, se rompe esa cierta impecable y bella frialdad que a veces provoca tanta precisión artística.
Aunque para algunos no es algo tan raro en espectáculos que vienen del extremo nórdico europeo.

Leopoldo Pulgar Ibarra
Periodista

Teatro Municipal de las Condes. Apoquindo 3300. Fono: 2944 7222. Viernes y sábado, 20:00; domingo 17:00 horas. Hasta el 12 de Julio. Entradas entre $20.000 y $44.000.