Cuando las paredes de la vagina se debilitan existe el riesgo de que la vejiga; y en los casos más extremos, el útero; desciendan por el canal vaginal. Si bien esto no es un proceso peligroso, sí puede traer complicaciones a mayor edad.

Unos de los riesgos más temidos por las mujeres es sufrir de un prolapso. Existen tres tipos: el de la vejiga, llamado cistocele; el del recto, conocido como rectocele; y el prolapso del útero, que es llamado médicamente como prolapso apical.

Cuando las pacientes se han sometido anteriormente a una histerectomía, es decir, cuando ya no existe útero, lo que cae es el fondo vaginal produciendo un prolapso de la cúpula vaginal.

Según explica el ginecólogo Jack Pardo -especialista en cirugía uroginecológica y cirugía plástica ginecológica- las causas de los prolapsos se deben generalmente “a complicaciones que ocurren durante el o los partos. Algunos de los factores que contribuyen a este trastorno son muchos partos, partos difíciles o partos prolongados”. Asimismo, el especialista explica que entre otras causas destacan los partos prolongados o muy rápidos, además de otros factores como defectos en las fibras de colágeno, deficiencia nutricional, entre otros.

Las probabilidades de prolapso aumentan en la post menopausia debido a la reducción de los niveles de estrógenos, lo que debilita y disminuye los músculos que sostienen los órganos de la región pélvica.

En el caso del prolapso rectal puede no presentar síntomas, aunque sí generar dolor de espalda, además de la sensación de presión en la vagina. Como complicaciones, las mujeres con este trastorno pueden tener dificultad para defecar.

En tanto, en el prolapso de vejiga las complicaciones están asociadas a la interrupción del flujo de orina y a la producción de infecciones en el sistema urinario.

¿Cuáles son los síntomas más comunes?

Presión en la zona pélvica.
Sensación de peso en los genitales.
Dificultad para orinar y/o defecar.
Dolor lumbar.
Bulto vaginal.
Incontinencia urinaria o fecal.
Que la sensación de los síntomas anteriores se reduzca al recostarse.
Molestias en relaciones sexuales como dolor o sensación de vagina amplia.

El Dr. Jack Pardo explica que en los casos de prolapsos leves en que el daño es menor, el tratamiento serán ejercicios pélvicos monitorizados por un fisioterapeuta pelviano, además de cambios en la dieta y reducción de peso en los casos que corresponda.

En cuanto a los prolapsos sintomáticos moderados a severos, el tratamiento es la cirugía. Hay que dejar en claro que la mayoría de los tratamientos de prolapsos no está asociado al uso de mallas, a menos que constituyan reales hernias genitales, donde su uso es recomendado.

En la actualidad el tratamiento del cistocele y o rectocele severo es el uso de mallas transobturadoras para el cistocele y para rectales o transgluteas para el rectocele.