Eres de los que olvidan cosas: sueles pedir que te llamen al celular sólo para saber donde está, entras una y otra vez a la casa para revisar si cerraste la ventana o apagaste la cocina, estudiaste esa pregunta de la prueba pero no puedes recordar la respuesta que tienes en la punta de la lengua, incluso una vez dejaste las llaves puestas fuera de tu puerta.

Diferentes tipos de olvido que nos afectan a todos alguna vez. Como ya veremos, unos son más peligrosos que otros.

Por las consecuencias que traen estos “descuidos”, algunos olvidadizos se asustan y se preguntan si su memoria es normal o refleja algún tipo de problema. Esta duda trató de despejar un estudio de la Universidad de Harvard, de Estados Unidos, “Mejorando la memoria y entendiendo la pérdida de recuerdos relacionados con la edad”.

Según el informe académico es normal que con el avance de la edad nuestra capacidad para recordar se vea mermada, al igual que la capacidad para realizar varias actividades a la vez, ya que se vuelve más fácil distraerse. Una pena.

Para tranquilidad de muchos, conforme lo informado por la cadena británica BBC, Daniel Schater, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, y autor del libro “Los siete pecados de la memoria”, aseguró que existen ciertos tipos de olvido que pueden ser catalogados como normales y que no suponen razón para preocuparse. Es decir no son señal de problemas neurológicos ni de futuras afecciones.

1) Transitoriedad

Es normal que el cerebro mantenga “fresca” y a disposición sólo la información que usa frecuentemente o que usó hace poco tiempo. Es un proceso que los especialistas catalogan de sano y necesario para que nuestro conocimiento se vaya renovando.

Por lo anterior no debe preocuparnos que aquello que estudiamos hace algunos meses, pero nunca volvimos a aplicar, comience a desaparecer de nuestro almacenamiento.

2) Despiste

Pasa cuando realizamos más de una acción sin prestar mayor atención a una o a todas ellas. Por ejemplo, entraste a tu hogar con las bolsas del supermercado y hablando por celular, al cerrar fuiste a la cocina y allí dejaste las llaves mientras seguías hablado y guardabas las compras. Cuándo vuelvas a necesitar las llaves es normal que te cueste encontrarlas.

El tema es la atención que pusiste al momento de ingresar la información y no la importancia de los datos. Es decir, puede que hayas anotado una cita importante con la misma distracción del ejemplo anterior, pero la posibilidad de olvidarla es similar.

3) Bloquear

Esta vez no se trata de información “olvidada”, ni “ingresada” con poca atención, por el contrario, son casos en que el recuerdo está muy bien almacenado en tu memoria pero otros, muy parecidos, se ocupan de complicarte.

Estas son las situaciones en que sueles decir “lo tengo en la punta de la lengua”, porque efectivamente es así, pero es normal que te equivoques un par de veces antes de dar con el recuerdo correcto.

4) Atribución equivocada

Los recuerdos suelen irse modificando por razones ajenas a ellos, por ejemplo, por la manera en que tu los has contado más de una vez.

No estás equivocado, efectivamente jugaste un partido de fútbol el año 2004, fue importante, recuerdas los colores, los gritos y ese gol hermoso que anotaste. Cuando lo cuentas estás convencido de que el pase te lo dio tu amigo Pablo, pero no fue así, la pelota te la dio Francisco. Estas atribuciones erróneas le pasan a todo el mundo.

Dormir es fundamental para consolidar los recuerdos - lo.tangelini (CC) Flickr

Dormir es fundamental para consolidar los recuerdos.

5) Sugestión

Acá se trata de la vulnerabilidad de tu memoria para ser influenciada por lo que te refieran los demás después de sucedido un hecho.

Por ejemplo, supongamos que tu casa fue víctima de un robo. Cuando bajaste las escaleras sentiste un portazo y nunca viste al sujeto que se llevó tu computador. Sin embargo, a los días se acercan vecinos a decirte que vieron correr a un sujeto alto de pelo oscuro. A futuro cuando cuentes la historia es muy probable que unas ambas experiencias y asegures haber visto salir por tu puerta a un sujeto de esas características.

6) Prejuicio

Hablamos de un sesgo cognitivo que modifica la percepción de quien recuerda. Es particularmente grave en recuerdos que traten de experiencias que la persona no ha vivido personalmente.

Estos recuerdos inexactos no siempre tienen una connotación negativa. Por ejemplo, tú madre siempre te habló de lo bello que era un lago en particular al sur de Chile y la fauna que lo rodeaba. Al conocerlo con tus amigos, 10 años después, de seguro está más sucio de lo que te imaginabas y con suerte pueden verse un par de aves a su alrededor. A pesar de ello, es muy posible que tu recuerdo sea ampliamente más positivo que el de tus camaradas.

Estos prejuicios son diversos, pueden ser experiencias previas, dogmas, creencias o incluso el simple estado de ánimo por el cual se está pasando al momento de vivir el hecho.

7) Persistencia

Se trata de casos en que las personas tienen recuerdos que desearían olvidar. Eventos traumáticos que evoquen temores extremos o penas terribles.

En estos casos son las mismas personas las que se esfuerzan por modificar su recuerdo o incluso borrarlo, logrando muchas veces que este se aleje de la realidad o sólo incluya “pedazos” de la forma en que ocurrió realmente.

Nasir Nasrallah (CC) Flickr

Nasir Nasrallah (CC) Flickr

El estudio de Harvard ya señalado también recomienda maneras de ejercitar la memoria para volverla más efectiva y menos propensa a estos olvidos, por normales que sean.

Ejercitarse es el primer consejo, ya que retrasa el proceso de envejecimiento del cerebro. Además podría incrementar el tamaño del hipocampo, que está muy relacionado a las funciones de la memoria.

Seguir estimulando el cerebro, ya que el sedentarismo mental es igual de perjudicial que el físico, por ello nunca dejes de aprender. Hablamos de cualquier cosa, tejer, bordar, reparar bicicletas, tocar un instrumento.

La actividad social también es importante. La interacción con otros te ayuda a percibir las cosas de manera diferente y te expone información que de otra manera no percibirías, aunque tú creas que sí.

Dormir bien, meditar y llevar una vida saludable. El descanso es vital para “acurrucar” tus recuerdos de buena manera, meditar lo es para concentrarte a la hora de necesitarlos y el evitar sustancias nocivas en tu cuerpo y llenarte de las buenas, es, como siempre, beneficioso para tu cuerpo y tu organismo completo.