La triestamentalidad sigue siendo la piedra en el zapato en la relación al interior de la Universidad de Los Lagos, la cual se encuentra en paralización de clases desde hace un mes.

Esta situación podría cambiar el próximo martes, siempre y cuando las conversaciones entre la rectoría y los distintos estamentos que componen la casa de estudios acuerden una salida. Y es que luego de la anunciada derogación del Decreto con Fuerza de Ley -o DFL2-, la gobernabilidad de las entidades públicas continuó en vilo, debido a que tampoco se establecieron mecanismos efectivos de participación real y resolutoria.

De acuerdo a Camila Hernández, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Los Lagos -FEUL-, la tan manoseada “participación” puede ser sólo la mera oportunidad de decir “algo”, sin tener mayor injerencia.

El punto anterior es rechazado por el mundo estudiantil, pues buscan que las decisiones al interior de la universidad sean tomadas tanto por el sector que representa como por los funcionarios universitarios y, por supuesto, por los cargos directivos.

Sin embargo, hizo ver que el clima de crispación al interior de la ULA, que la mantiene en paro, no sólo tiene un vértice local, sino también uno nacional, que es la implementación de la también anunciada gratuidad en la educación.

Frente a ello, Hernández sostuvo que aún existen muchas dudas, pues se observa que sólo será para aquellos estudiantes que ingresen en 2016, dejando de lado a alumnos antiguos que deberán seguir endeudados para cancelar los créditos y sus altos intereses.

En lo estrictamente local, Hernández adelantó que el próximo martes se reunirán con los directivos de la ULA, con el fin de buscar una salida real que entregue la exigida triestamentalidad, que abarca aspectos, económicos y de gestión, así como también democráticos.