Una flotilla de militantes propalestinos zarpó de las costas europeas para tratar de romper el bloqueo marítimo israelí de la Franja de Gaza, cinco años después de una tentativa similar que se saldó con un ataque mortal del ejército de Israel.

La monja española Teresa Forcades anunció hace unos días que iba a embarcarse en la “Flotilla de la Libertad III”, que debe llegar a las costas de Gaza hacia fines de julio, y en la que también viajan el ex presidente tunecino Moncef Marzuki, al menos un parlamentario europeo y un diputado árabe-israelí.

El objetivo de la flotilla es llamar la atención sobre el bloqueo naval impuesto por Israel a la Franja de Gaza desde junio de 2006.

Israel instauró el bloqueo en junio del 2006, en represalia al secuestro de uno de sus soldados por parte de milicianos de Hamas, y lo reforzó un año más tarde, después de que el movimiento islamista tomara el poder en la Franja de Gaza.

En la actualidad, los barcos de pesca palestinos no pueden navegar más allá de seis millas náuticas y ningún navío puede ingresar en las aguas de la Franja de Gaza, patrulladas por la marina israelí.

Los organizadores de la flotilla buscan capitalizar la actual situación, en la que Israel enfrenta crecientes llamados a un boicot y es sometido a presiones internacionales.

En la víspera, la ONU publicó un informe en el que acusa a Israel, y también a los grupos armados palestinos, de crímenes de guerra durante la guerra de Gaza de 2014.

“Queremos mantener la presión internacional para terminar con el bloqueo, que no somos los únicos en considerar inhumano e ilegal”, afirmó a la AFP Staffan Graner, uno de los militantes a bordo del barco sueco “Marianne”.

La flotilla está integrada por cinco barcos con unas 70 personas a bordo, entre las que figuran representantes de más de 20 países, explica la Plataforma de ONG francesas por Palestina, que apoya el viaje.

El diputado árabe-israelí Bassel Ghattas fue acusado de traición por viajar en la flotilla.

“No hay nada peor para un diputado israelí que participar en esta flotilla cuyo objetivo es ayudar a la organización terrorista Hamas”, declaró el ministro de Inmigración Zeev Elkin.

En una carta abierta al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Ghattas escribió que la flotilla, “civil y pacífica”, tiene el objetivo de llamar la “atención de la comunidad internacional sobre la suerte de 1,8 millones de palestinos que viven en condiciones vergonzosas y dignas de una prisión debido al sitio militar impuesto por Israel”.

“Cualquier tentativa de impedir que la flotilla llegue a destino implicará a Israel en una nueva crisis internacional o un escándalo”, agregó Ghattas, refiriéndose al abordaje del barco turco “Mavi Marmara” en mayo de 2010, que había culminado con la muerte de 10 personas.

A bordo de la Flotilla III nadie imagina que Israel recurra a la fuerza nuevamente.

“Israel perdió mucho al utilizar la violencia en 2010 y sería una estupidez de su parte hacer los mismo con nosotros”, sostuvo Graner.

En noviembre de 2014, la Corte Penal Internacional (CPI) consideró que era “razonable pensar” que Israel podía haber cometido crímenes de guerra durante esa operación, pero que el caso no era lo suficientemente grave para que la CPI iniciara un proceso judicial.