Como Cacahuete, debido a la forma de maní que adquirió tras su limitado crecimiento, fue bautizada una tortuga de la especie jicotea elegante de Misuri, Estados Unidos.

Se estima que este espécimen de-la también llamada- tortuga galápago de Florida, quedó atrapado siendo cría en el plástico que se utiliza para mantener seis latas unidas y que puede apreciarse en la foto.

Seguramente, dicen los veterinarios que la atendieron, el triste hecho le aconteció al pasear por la zona remansada y contaminada del río Misisipi, tal como las especies semiacuáticas acostumbran.

Los años pasaron para Cacahuete, quién se desarrolló con uno de esos aros envolviéndolo y limitándolo como si tuviera puesto un corsé. Su cuerpo creció pero siempre adaptándose a la esfera del “six pack”. Se estima que a sus nueve años la tortuga ya poseía la forma de reloj de arena.

Más allá de lo estético, es sorprendente que Cacahuete sobreviviera, pues vivir con todo ese plástico molestándolo lo convertía en una víctima fácil para sus depredadores.

Según informó la cadena británica BBC, en 1993 alguien la encontró y la llevó al Zoológico de San Luis -una ciudad portuaria construida a lo largo de la orilla oeste del río Misisipi- quienes posteriormente la donaron al Departamento de Conservación de Misuri.

“Si esto hubiera ocurrido a una nutria, el animal probablemente habría muerto a causa de una infección”, señala el departamento. “Pero como Cacahuete tiene un caparazón que protege su cuerpo, pudo sobrevivir, aunque algunos de sus órganos no funcionan correctamente“; los pulmones, por ejemplo.

Hoy Cacahuete tiene 30 años, sigue viviendo en un acuario y es la figura de la campaña “No More Trash”, lanzada en el mencionado estado norteamericano para concientizar a la población respecto de los daños que provoca la basura en la naturaleza y el medio ambiente.

Desde el Departamento de Conservación advierten que muchas veces los animales no distinguen entre alimento y basura. “Cuando queda atrapado entra en pánico, haciendo que las cosas empeoren (…) Los animales no tienen la misma destreza que los humanos, así que les cuesta desenredarse”, señalan.

Los sedales también son peligrosos para varias especies acuáticas, ya que no se ven. “Los que se enredan en ellos no sobreviven: o mueren de hambre o son devorados por depredadores”.