El juicio a la mujer responsable de la venta en Chile de miles de kits de fabricación de un queso que supuestamente producía beneficios extraordinarios, un negocio que se convirtió en uno de los mayores timos de la historia del país, empieza en Francia este lunes.

El caso, conocido como la estafa de “los quesitos mágicos”, será juzgado el lunes y el martes en París y deberá determinar la responsabilidad de Gilberte Van Erpe, alias Madame Gil, que proponía a sus futuras víctimas convertirse en productores de quesitos destinados a ser exportados de Chile para servir en la industria cosmética en Francia.

Previo pago de 369 euros (261.561 pesos chilenos), los potenciales productores recibían kits de fermento láctico -importados de Polonia y Francia- que debían ser mezclados con leche, filtros de seda y pañuelos de papel. En realidad sólo costaban 40 euros (28.354 pesos chilenos).

Tras varias semanas de cultivo, quienes lograban obtener esa especie de quesos debían obtener por él un supuesto beneficio del 100% de su inversión inicial. La ganancia se justificaría por los presuntos valores de los quesos obtenidos, artesanales y teóricamente muy caros, una vez se hubieran exportado a Francia.

Al vender los primeros quesos al falso precio de mercado, el éxito de la operación hizo que cientos de personas no dudasen en endeudarse, incluso hipotecando su casa para comprar más kits de fabricación.

La investigación en Chile permitió identificar a unas 5.500 víctimas, que habían invertido entre 400 y 168.000 euros, por un total de 14,5 millones de euros.

Pero esos quesitos, teóricamente destinados a ser utilizados por los laboratorios de L’Oréal, jamás salían de Chile. En realidad se dejaban pudrir en sótanos y almacenes.

En Santiago, Madame Gil organizaba grandes reuniones en las que insistía en la necesidad de que los productores reinvirtieran el dinero ganado. Los productores que reclutaban a más incautos, recibían regalos y cheques. El mejor recibía un cheque (falso) de 100 millones de pesos, que era entregado a alguien de confianza de la timadora.

Las víctimas empezaron a recibir sus kits a finales de 2005 y todo el sistema se derrumbó en julio de 2006.

La investigación reveló una estafa de tipo piramidal. Aunque unas 711 personas sí recibieron beneficios, más de 4.000 fueron estafadas. Las sumas entregadas a los primeros inversores eran en realidad los depósitos de los productores más recientes.

Ante la imposibilidad de extraditarla, las autoridades chilenas denunciaron a Van Erpe en octubre de 2006 y fue detenida en Niza (sureste de Francia) en 2008.

Además de esta mujer de 74 años serán juzgados en París tres supuestos cómplices.