El suizo Stan Wawrinka sorprendió este domingo al número uno del mundo, Novak Djokovic, y se quedó con la corona de Roland Garros 2015.

Wawrinka supo reaccionar y en un partido de alto vuelo se quedó con el triunfo en cuatro sets tras vencer al serbio con parciales de 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4.

Luego de 3 horas y 12 minutos de combate en la pista central del recinto parisino, Wawrinka alzó su segundo torneo de Grand Slam, tras conseguir el Abierto de Australia en 2014.

Tras seis juegos de gran calidad e igualdad, una desconexión de Wawrinka llevó al número uno a firmar un juego en blanco, cediendo el servicio con su primera doble falta del partido.

Djokovic, sereno a estas alturas del envite, no falló y aprovechó el break para convertirlo en la primera manga.

Wawrinka había saltado a la final dispuesto a morir matando, fiándolo todo a la potencia de sus golpes pero enfrente tenía a un Djokovic convertido en una roca defensiva, capaz de sobrevivir a los latigazos de su rival.

El suizo se dio cuenta de que tenía que variar la receta. Empezó a combinar la potencia, siendo capaz de encadenar series de golpes a la línea, con la sutileza, con bolas sin altura que buscaban los ángulos.

Empezó a disponer de bolas de break y fue a la sexta cuando consiguió dar el último paso, le rompió el saque a Djokovic para acabar ganando la segunda manga.

Hasta entonces inmutable, a Djokovic empezaban a rodearle los fantasmas. Si en semifinales aguantó hasta el final del tercer set sin ceder una opción de break, este domingo sucumbió mucho antes. Y se empezó a derrumbar.


- Excelencia en el tercer set -

En la tercera manga el suizo alcanzó la excelencia. Lejos de ser favorito del público francés, tras una salida de tono en la pasada final de la Copa Davis y tras apear al ídolo francés Jo-Wilfried Tsonga en semifinales, consiguió que la central se levantara para aplaudirle.

Ocurrió cuando rompió el saque por segunda vez a Djokovic para situar el 4-2. Firmó un juego en blanco, en el que mostró un catálogo de sus mejores golpes, para caminar hasta apuntarse el 2-1.

Con ambos jugadores concediendo más errores tras tres horas en la pista, el cuarto set se convirtió en un tobogán.

Djokovic ganó los tres primeros juegos y luego Wawrinka renació para hacerse con los tres siguientes.

Parecía que el duelo se iba al quinto set, pero entonces el mago de Lausana se sacó la última tanda de trucos para levantar Roland Garros y dejar a Djokovic sin su trofeo más querido.

Así, el suizo de 30 años sucede en el palmarés al español Rafael Nadal, ganador de las últimas cinco ediciones y nueve de las 10 últimas.

Mientras que Djokovic, que había eliminado en los cuartos de final al propio Nadal y a Andy Murray (N.3) en semifinales, pierde así su tercera final de Roland Garros, tras haber caído en 2012 y 2014.

Asimismo, Djokovic sigue sin completar su colección de torneos del Grand Slam, ya que no ha podido conseguir la corona en las tres finales que ha disputado, siendo el único torneo grande que falta en su extensa colección.