Hasta ahora dominio casi exclusivo de la mafia napolitana, el negocio de los billetes falsos se extiende en la “darknet”, cara oculta de internet y vivero del cibercrimen, una dificultad añadida para la policía especializada.

Una pequeña “start-up” montada a finales de 2014 desde la estación balneario de Pattaya (Tailandia), fabricaba y exportaba falsos billetes de 50 euros al mundo entero desde una web clandestina, inaccesible desde un motor de búsqueda clásico. Tres franceses detenidos a principios de marzo se encuentran presos en Tailandia a la espera de juicio.

Ayudados por tutoriales de impresión en cadena encontrados en internet, estos jóvenes de 28 a 32 años, sin antecedentes policiales, acuñaban moneda con impresoras ordinarias y hologramas de seguridad falsificados “made in China”. Sin demasiado esfuerzo, lograban obtener billetes “de calidad media”.

Los falsos billetes eran revendidos por bitcoins, una moneda virtual no trazable, a unos 16 euros la unidad, en una página tapadera que garantizaba el anonimato de los compradores al ocultar su dirección electrónica.

Escondidos entre las páginas de tebeos manga, los falsos billetes eran enviados a Canadá, Australia y Europa con remitentes falsos.

Su pequeño negocio habría prosperado si uno de los paquetes no hubiera sido interceptado en febrero de 2015. La oficina francesa de represión de la falsificación de moneda (OCRFM), con la colaboración de aduanas, registró una treintena de expediciones más y denunció los hechos ante las autoridades tailandesas.

Un nuevo perfil de compradores

El perfil de los compradores – personas de 20 a 30 años, en ocasiones menores- ha llamado la atención de los investigadores: lejos de ser delincuentes habituales, se trata de usuarios avanzados que dominan la navegación sobre redes ocultas y se sirven de ellas para hacerse con un dinero extra.

“Este caso es revelador de un nuevo modo de distribución que se dirige prioritariamente a clientes sin conexión con los medios criminales y que hasta ahora no tenían acceso al tráfico de dinero falso”, explicó a la AFP el director de la OCRFM, Fabien Lang.

“Este nuevo modo operacional plantea serias dificultadas a los investigadores en términos de detección y de persecución, por el anonimato que ofrece la ‘darknet’ y por la implantación de los criminales en el extranjero”, añadió.

Con 346.000 falsos billetes incautados tras su puesta en circulación, Francia ocupa el primer lugar mundial (42%), seguido por Italia (42%), España (12%) y Alemania (7%). Se estima que el perjuicio financiero, costeado principalmente por los comerciantes, alcanza los 11 millones de euros.

Pese a ello, Italia sigue siendo el principal país de producción: fabricados según el proceso de impresión offset, los falsos billetes proceden casi exclusivamente de la región de Nápoles, donde está implantada la mayor parte de oficinas, controladas por la Camorra, la mafia napolitana.