El Consejo de Seguridad de la ONU denunció este viernes la nueva ola de bombardeos con barriles explosivos en Siria, un arma ciega y devastadora que provocó la muerte de decenas de personas esta semana en la provincia septentrional de Alepo.

Rusia, aliado del régimen de Bashar al Asad, se unió a los 14 otros miembros del Consejo para condenar “todo tipo de violencia contra los civiles, las infraestructuras civiles, incluyendo las médicas”.

El Consejo denuncia en un comunicado “los ataques perpetrados sin discernimiento, entre ellos los bombardeos con barriles explosivos que estos últimos días habrían sido utilizados a gran escala”. 

La publicación de este texto le sigue a una reunión en la que John Ging, director de operaciones humanitarias de Naciones Unidas, estimó que unas 3.600 personas murieron por ataques de este tipo en Alepo desde el comienzo del conflicto en Siria.

Estados Unidos, Francia y Reino Unido acusan al régimen de Asad de estar detrás de estos ataques. Aseguran que es el único en disponer de helicópteros que lanzan barriles explosivos. 

El régimen, por su parte, niega la existencia de estos armamentos.

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos critican regularmente la utilización de estos barriles llenos de explosivos por el régimen de Asad, porque se trata de un arma particularmente destructiva que mata sin discernir sus objetivos.