En Chile un número no menor de hombres tiende a callar ciertas situaciones que ocurren en su relación de pareja. Silencian muchas veces por temor, por no querer enfrentarse a las burlas de la sociedad o simplemente porque no se dan cuenta que están siendo violentados por parte de sus mujeres. ¿Cómo reconocer esto?

Este fue el caso de Fernando Loyola, un hombre de Coronel a quien sin motivo aparente su pareja lo golpeaba e impedía que cercanos ingresaran al domicilio para visitarlo. La situación se mantuvo de esa manera durante aproximadamente 8 años. Tal fue la magnitud de los daños psicológicos y físicos que la familia decidió recurrir hasta los tribunales para interponer una querella criminal en contra de su conviviente.

Una situación similar le ocurrió a Francisco, quien tras algunos años de casado comenzó a notar que la relación que mantenía con su esposa ya no era la misma. Todo se inició con algunas palabras hirientes que con el tiempo se fueron transformando en golpes. Ante ello aseguró que tuvo que disimular frente a los demás por miedo a las burlas. “Es difícil a veces tener que callar por vergüenza, pero qué le puedo hacer, no tengo un buen trabajo y al final ella gana más que yo”, aseguró a revista NOS.

Si bien el número de hombres maltratados en nuestro país, ya sea física, sexual o psicológicamente, es considerablemente menor a las cifras de las mujeres víctimas, lo cierto es que ello no quita la relevancia del hecho.

Pero ¿qué es la violencia? Se trata de una acción que se ejerce contra una determinada persona de forma intencional y que no es natural, con el fin de abusar o manipular.

De acuerdo a los registro de la Subsecretaría de Prevención del Delito y de Carabineros, en la actualidad es muy bajo el número de varones que logra darse cuenta que es una víctima. Lo normal es quedarse callado para no ser flanco de burlas, pese a que lo más preocupante de ello es que es aún menor el porcentaje que logra denunciar.

Más de 17 mil hombres fueron víctimas de violencia en Chile en 2014

Si bien los números no han tenido un importante incremento durante el último tiempo, sólo el año 2014 un total de 17.250 varones fueron víctimas de violencia intrafamiliar -VIF-. Mientras que si se compara el primer trimestres del año pasado (4.929) con el 2015 (4.781), podemos verificar que la variación porcentual ha sido de un -0,3%.

De acuerdo a lo indicado por la general Marcia Raimann Vera, jefa de la zona de Prevención y Protección de la Familia, Chile era parte de una sociedad patriarcal donde el hombre estaba encargado de la protección y mantención del hogar, sin embargo esto ha ido cambiando con los años, transformándose en matriarcal.

“La mujer también está saliendo y entrega aportes, por lo tanto el hombre se ve disminuido en su autoestima porque ya tiene como un patrón aprendido de que el aporte económico y que el proveedor era él”, sostuvo la general. A ello además agregó que “la mujer comienza a tener poder sobre la familia y lo comienza a opacar (al hombre) sutilmente, luego psicológicamente y después empiezan las situaciones más físicas”.

Según las cifras manejadas por Carabineros, el tipo de agresión que mayormente es denunciada por el género masculino es la violencia intrafamiliar psicológica con 8.474 casos, la violencia intrafamiliar con lesiones leves con 8.284 casos y por último la violencia intrafamiliar con lesiones graves o superiores con 492 casos.

¿Y cuál es el grupo etareo que sufre de más violencia?

Tal como se puede apreciar más abajo en la gráfica, los grupos etarios más afectados por la violencia intrafamiliar son aquellos entre los 26 y 35 años, según las cifras de 2014.

¿Cómo me puedo dar cuenta que soy víctima de violencia?

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De acuerdo a lo indicado por la psicóloga del Servicio Nacional de la Mujer, Paula Espinoza, la persona que vive una situación de violencia puede tardar varios años en asumirlo.

Según las cifras entregadas por el Sernam una mujer se demora en promedio unos 6 años en percatarse de la situación. Desde ese momento en adelante es que comienza un trabajo en profundidad para que ella asuma que su relación no marcha bien y que es conveniente denunciar, hecho que tarde algún tiempo más.

En el caso de los hombres, si bien no existe un estudio que apunte a ello, se estima que son al menos unos 8 años los que tardan en comprender la situación que viven. Cuando llega el momento de denunciar, muchos desertan de la idea por diversas razones. Una de las principales sería por “proteger a la familia” o por sus hijos.

¿Pero cuáles son las conductas que ejerce el victimario y que llevan a la violencia?

- Abuso psicológico: Esto se expresa a través de la intimidación, aislamiento de la pareja de sus amigos o familia, intento de control de la conducta de la pareja e incluso la destrucción de algunas pertenencias.

- Abuso verbal: El uso de palabras hirientes, apodos ofensivos, menos precio y severas críticas.

- Abuso económico: El abusador comienza a controlar los bienes de su pareja solicitando recibos, revisando los movimientos bancarios, no otorgándole dinero, gastando excesivamente o solicitando demasiado.

- Abuso físico: Esto se traduce en golpes, bofetadas, pellizcar, morder, empujar y el uso de otros objetos para golpear o incluso la utilización de armas.

- Abuso sexual: Cualquier acto sexual en contra de la voluntad de la pareja.

Para la general Marcia Raimann todo inicia con el tema psicológico, cuando “la mujer empieza a decirle sutilmente a la pareja o lo hace sentir como si fuera un poco hombre”.

Si esto comienza a ser repetitivo, “normalmente va asociado con un escape en el alcohol, la droga u otra tipo de situaciones que el hombre hace para evadir de esta problemática, y la otra situación que pasa es que el sujeto no toma decisiones y al no tomar decisiones quien las toma es la mujer”, sostuvo la uniformada quien además agregó que otro indicio donde nos podemos percatar que la relación no va bien es “cuando no hay acuerdos con la pareja”.

En esa misma línea apunta la trabajadora social del Centro de Atención Integral a Víctimas de Delitos Violentos, Mariela Fuentealba Retamal, quien indica que “la violencia intrafamiliar no parte con la agresión física, parte mucho antes con las agresiones verbales”.

Pero la violencia también tendría ciertas fases que muchas veces ayudan un tanto a confundir a las víctimas, ya que “cuando se hace la agresión, al poco tiempo después empieza nuevamente la luna de miel donde se buscan nuevamente”, explica Fuentealba.

Si bien en teoría no existen características determinadas para reconocer a simple vista a una persona que ejerce maltrato, de acuerdo a lo indicado por la trabajadora social “se tiende a pensar que el agresor es una persona que socialmente es muy bueno, es un personaje que es intachable, pero ese personaje que para afuera es muy bueno, puede ser un agresor intrafamiliar”.

Otro punto importante a destacar es que normalmente el victimario posee baja autoestima, de aquí surge el deseo de tener todo bajo control.

Una de las formas de combatir a un agresor sería frustrándolo. “Si yo lo niego, es una forma de mantener la sumisión, mantengo el sistema de desigualdad”, señala Fuentealba. La idea es denunciar las veces que sean necesarias.

¿Cuáles son los pasos y dónde acudir por ayuda?

Uno de los pasos más importantes es asumir que se está siendo víctima de violencia, pero más relevante aún es poder denunciar efectivamente el hecho. A partir de ello es que los profesionales del área recomiendan dar los siguientes pasos para buscar ayuda:

- Informarse acerca de nuestros derechos.

- Concurrir a los centros de salud más cercanos a su domicilio con el objetivo de dejar constancia (en caso de agresiones físicas) o bien pedir ayuda psicológica.

- Si la violencia persiste, es de real importancia presentar una denuncia ante los tribunales de justicia cuantas veces sea necesario.

Parejas Sin Violencia

La ONG Parejas Sin Violencia es una entidad cuyo objetivo es contribuir a la equidad de género creando espacios de discusión sobre la igualdad y asesorando ante la violencia contra hombres y mujeres. Es en ese contexto que busca potenciar las relaciones sanas de pareja, enfocándose principalmente en el pololeo, etapa donde muchas veces se comienza con las agresiones.

De acuerdo a lo sostenido por Madariaga, la violencia intrafamiliar ya no es un problema que sólo incumbe a las mujeres, sino que también a los hombres como víctimas, por tanto los varones no se pueden dejar solos. “Hay que tratar de hacer programas integrales para ambos y no sólo para el género femenino como se ha hecho hasta ahora”, apuntó.

La inexistencia de centros para hombres víctimas de violencia

En Chile no existen organizaciones ni entidades que intervengan exclusivamente con hombres que sufran de violencia por parte de sus parejas, esto a diferencia del caso de las mujeres donde si hay importantes instituciones que las apoyan y acompañan como lo es el Sernam.

Así también lo sostiene la asistente social Mariela Fuentealba Retamal, quien colabora otorgando apoyo a víctimas de delitos violentos.

¿A qué se debería que aún no exista una ayuda de tales características? Paula Espinoza, psicóloga del Servicio Nacional de la Mujer lo explica.

“Los estudios que el Ministerio del Interior a encargado a externos dicen que 1 de cada 3 mujeres entre 15 y 65 años de edad que vive en pareja en nuestro país, sufre de violencia. Entonces obviamente que la direccionalidad de la violencia nos manda a que nos hagamos cargo del problema mayor como Gobierno que es atender, proveer servicios y dar protección a la mujeres víctimas. No negamos que hay también varones víctimas, sin embargo del total de denuncias de cerca del 83% corresponde a mujeres que son víctimas de violencia. Por otro lado, la cantidad de femicidios que hay en nuestro país, existen cerca de 40 mujeres que cada año mueren en manos de su pareja o ex pareja y no creo que haya más de 1 ó 2 hombres al año que mueren en manos de sus parejas”, sostuvo psicóloga.

Pese a que no existen aún entidades especiales o programas que trabajen con varones, desde hace algún tiempo a esta fecha el maltrato hacia el hombres es un realidad ya no tan silenciosa. A partir de ello y con el objetivo de seguir avanzando, es necesario empoderarse de los derechos, además de los deberes, para que casos como los de Francisco y Fernando no se vuelvan a repetir.