Pablo Larraín y su apuesta “honesta” para conquistar un público global

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Con proyectos “bien encaminados” en Hollywood, el cineasta chileno Pablo Larraín advierte que el cine latinoamericano debe evitar la autocomplacencia para mejorar sus falencias ya que sólo con películas “honestas” se puede conquistar al público global.

“No hay que ser autocomplaciente y (pensar) que hacemos películas fantásticas; creo que hacemos cosas buenas pero que nos falta”, comentó Larraín en entrevista con la agencia de noticias AFP, minutos después de presentar por primera vez en Chile su película “El Club”, ganadora del Oso de Plata en el reciente Festival de Berlín.

Las películas latinoamericanas “necesitan tener una identidad muy fuerte, tienen que ser honestas y películas que sean fuertes para poder conectar con una audiencia”, acostumbrada a las grandes producciones de Hollywood, agregó el realizador que llama a “no pedir permiso, ni perdón” para avanzar en la industria.

El director confiesa que transita el ascenso en su carrera “paso a paso” y no confirma los rumores sobre sus futuros trabajos en la meca del cine, aunque admite que sus “otros proyectos están bien encaminados”.

Días atrás, en la prensa estadounidense se mencionó a Larraín como el director de la película “Jackie” -sobre la vida de la exprimera dama de Estados Unidos Jackqueline Kennedy-, que protagonizaría la ganadora del Oscar Natalie Portman.

Además, versiones de prestigiosas publicaciones aseguran que el chileno negocia con los estudios Universal para dirigir una película sobre migración.

Lo que sí es una realidad para el cineasta es el estreno en 2016 de un film sobre la vida del poeta chileno Pablo Neruda, ganador del Premio Nobel en 1971.

De 38 años, Larraín sorprendió al mundo en 2008 con “Tony Manero” (2008) y tocó la cima con “No” (2012), una película que aborda la mítica campaña electoral para el plebiscito que en 1988 perdió la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), quien a través de las urnas buscaba eternizarse en el poder.

“No”, protagonizada por el mexicano Gael García Bernal, se convirtió en 2013 en la primera película chilena en ser nominada al Óscar.

- El cine es político -

Con “El Club” -un film que muestra conflictos en la interna de la Iglesia y toca entre otros el tema de los abusos sexuales protagonizados por sacerdotes-, Larraín confirma su lugar de privilegio dentro del cine latinoamericano.

Criado en una familia influyente e hijo del actual presidente del partido derechista UDI -principal opositor al gobierno de la socialista Michelle Bachelet-, el director asume con naturalidad su decisión de contar la historia de su país a través de personajes de izquierda.

“Creo que todo cine siempre es político, todo cine siempre muestra una realidad, una idiosincrasia”, dice el autor, que reconoce contar desde su punto de vista “un mundo, una humanidad que tiene sentido político, una lógica política”.

“Hay que ser responsable, ser responsable es ser político. Decir que no le interesa el cine político me parece un absurdo”, señala el director.

El estreno en Chile de “El Club” se produce en medio del éxito de otra película nacional que trata el abuso sexual en la Iglesia, “El bosque de Karadima”, sobre un sonado caso de abuso sexual en la élite chilena.

Para Larraín, este momento se explica porque “Chile es un país que ha lentamente logrado superar un conservadurismo que estaba conectado mas bien a la élite mas que al público, al pueblo”.

“Quizás esta película hace 10 o 15 años atrás no se podría haber hecho o no se podía haber exhibido”, afirma el director, sobre un país donde el 80% de su población se declaraba católica.

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Con proyectos “bien encaminados” en Hollywood, el cineasta chileno Pablo Larraín advierte que el cine latinoamericano debe evitar la autocomplacencia para mejorar sus falencias ya que sólo con películas “honestas” se puede conquistar al público global.

“No hay que ser autocomplaciente y (pensar) que hacemos películas fantásticas; creo que hacemos cosas buenas pero que nos falta”, comentó Larraín en entrevista con la agencia de noticias AFP, minutos después de presentar por primera vez en Chile su película “El Club”, ganadora del Oso de Plata en el reciente Festival de Berlín.

Las películas latinoamericanas “necesitan tener una identidad muy fuerte, tienen que ser honestas y películas que sean fuertes para poder conectar con una audiencia”, acostumbrada a las grandes producciones de Hollywood, agregó el realizador que llama a “no pedir permiso, ni perdón” para avanzar en la industria.

El director confiesa que transita el ascenso en su carrera “paso a paso” y no confirma los rumores sobre sus futuros trabajos en la meca del cine, aunque admite que sus “otros proyectos están bien encaminados”.

Días atrás, en la prensa estadounidense se mencionó a Larraín como el director de la película “Jackie” -sobre la vida de la exprimera dama de Estados Unidos Jackqueline Kennedy-, que protagonizaría la ganadora del Oscar Natalie Portman.

Además, versiones de prestigiosas publicaciones aseguran que el chileno negocia con los estudios Universal para dirigir una película sobre migración.

Lo que sí es una realidad para el cineasta es el estreno en 2016 de un film sobre la vida del poeta chileno Pablo Neruda, ganador del Premio Nobel en 1971.

De 38 años, Larraín sorprendió al mundo en 2008 con “Tony Manero” (2008) y tocó la cima con “No” (2012), una película que aborda la mítica campaña electoral para el plebiscito que en 1988 perdió la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), quien a través de las urnas buscaba eternizarse en el poder.

“No”, protagonizada por el mexicano Gael García Bernal, se convirtió en 2013 en la primera película chilena en ser nominada al Óscar.

- El cine es político -

Con “El Club” -un film que muestra conflictos en la interna de la Iglesia y toca entre otros el tema de los abusos sexuales protagonizados por sacerdotes-, Larraín confirma su lugar de privilegio dentro del cine latinoamericano.

Criado en una familia influyente e hijo del actual presidente del partido derechista UDI -principal opositor al gobierno de la socialista Michelle Bachelet-, el director asume con naturalidad su decisión de contar la historia de su país a través de personajes de izquierda.

“Creo que todo cine siempre es político, todo cine siempre muestra una realidad, una idiosincrasia”, dice el autor, que reconoce contar desde su punto de vista “un mundo, una humanidad que tiene sentido político, una lógica política”.

“Hay que ser responsable, ser responsable es ser político. Decir que no le interesa el cine político me parece un absurdo”, señala el director.

El estreno en Chile de “El Club” se produce en medio del éxito de otra película nacional que trata el abuso sexual en la Iglesia, “El bosque de Karadima”, sobre un sonado caso de abuso sexual en la élite chilena.

Para Larraín, este momento se explica porque “Chile es un país que ha lentamente logrado superar un conservadurismo que estaba conectado mas bien a la élite mas que al público, al pueblo”.

“Quizás esta película hace 10 o 15 años atrás no se podría haber hecho o no se podía haber exhibido”, afirma el director, sobre un país donde el 80% de su población se declaraba católica.