Cuando el inglés Jack Cator tenía 16 años y cursaba el bachillerato (3ro y 4to medio en Chile), estaba harto que su escuela no le permitiera a él y sus compañeros descargar música o abrir juegos online en los computadores.

Es por lo anterior que, gracias a sus avanzados conocimientos en informática, hackeó el sistema de su colegio en Norfolk e inventó un programa para acceder a los sitios prohibidos en el establecimiento. “Pensé que sería divertido saltarme los filtros impuestos por el colegio”, explicó Cator al sitio de la BBC.

La idea fue esta: el adolescente (en ese entonces) utilizó un sitio en línea que le permitió “camuflarse” de un perfil autorizado por la escuela, y así esquivar los programas que bloqueaban esos portales. Lo anterior, lo logró conectándose a un servidor remoto (ubicado fuera de Inglaterra) para navegar de manera anónima y privada (VPN).

Pese a ello, Jack no estaba conforme. Este sistema VPN (Red Privada Virtual) era difícil de usar y estaba plagada de publicidad. Fue entonces cuando decidió crear su propio servidor.

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Hide my Ass (“Esconde mi trasero”)

Sólo una tarde completa tardó el joven en inventar HMA (Hide my ass), programa que en menos de 10 años convirtió en una empresa y que esta semana acaba de vender en más de 37 mil millones de pesos (chilenos): el desarrollador de software AVG, fue el comprador.

En tanto, la empresa privada AVG se quedó con HMY, compañía con más de dos millones de clientes, ingresos anuales de casi 2 mil millones de pesos (chilenos) y ventas por más de 9 mil millones. Por su parte, Jack Cator continuará como director ejecutivo de la empresa.

“Me sorprendió cómo ocurrió todo. Nunca escribí un plan de negocios o algo parecido”, contó el joven y añadió: “lancé el sitio en una sola tarde. La gente pensó que era una buena idea, comenzaron a compartirlo… y así ocurrió todo”.

Con el dinero que recaudaba en su negocio, Jack terminó la escuela (que paradójicamente habría inspirado su idea) y entró a la universidad para estudiar computación. Pasaron un par de años, y decidió dejar su carrera para dedicarse completamente a HMA y añadió un servicio pagado que actualmente suma más de 200 mil usuarios.

Socios a distancia y traiciones

Cuando la empresa comenzó a crecer acorde a las necesidades de personal, el joven contrató personas a través de la web que vivían en otros países. “Yo realmente recomiendo la ruta de la tercerización, porque no cuesta mucho, no necesitas mantener una oficina y uno puede encontrar gente con mucho talento”, señaló al sitio británico BBC.

Al pasar algunos meses el joven comenzó a dimensionar las desventajas de esta manera de trabajar: uno de sus contratistas intentó crear una compañía rival. “Lo cierto es que me arrepiento un poco de no haber instalado una oficina y convertirla en una compañía como debía un poco antes”, contó el empresario.

“Cuando tu empresa crece de forma acelerada llega un punto en que contratar a gente de manera remota no es lo ideal. Hay muchas cosas que requieren un nivel de confianza distinto”, añadió.

Al enfrentarse a esta situación, despidió o cambió a una ubicación física a algunos de sus freelancers y creó una oficina en Londres en el barrio Soho.

En la actualidad, Hide My Ass cuenta con más 100 trabajadores y se estima que sus ingresos se dupliquen este año. “Nuestro nombre ha sido fundamental. Una vez que escuchas ‘Esconde mi trasero’, es imposible olvidarlo”, finalizó el joven de 26 años.