América Latina es una de las “prioridades” de Rusia, aislada en la escena internacional por la crisis en Ucrania, afirmó este martes el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, tras reunirse con su homóloga venezolana Delcy Rodríguez.

Las relaciones entre Rusia y América Latina han llegado a un “nivel de calidad inédito”, subrayó Lavrov en una rueda de prensa junto a Rodríguez, y aseguró que si América Latina se ha convertido en una de las “prioridades” de Moscú no es por oportunismo.

Rusia quiere darle prioridad a América Latina porque está “impresionada por la autoridad cada vez más fuerte, por la creciente influencia de América Latina en la escena internacional”, dijo el ministro.

El refuerzo del continente sudamericano “es un elemento esencial para la construcción de un mundo más equilibrado, multipolar y democrático”, añadió.

La ministra venezolana de Relaciones Exteriores respondió con una sonrisa al discurso de Lavrov. “Aquí me siento como en mi casa, como en mi familia”, afirmó.

“Juntos podemos cambiar la situación geopolítica mundial siguiendo los principios del derecho internacional”, dijo Rodríguez, y aseguró que “Rusia lucha por instaurar una nueva estructura geopolítica mundial, que puede limitar la hegemonía y las pretensiones de conquista del centro imperialista”, una referencia a Estados Unidos.

“Hemos hablado de la manera en que tendría que organizarse el mercado [petrolero] internacional”, dijo la ministra.

Venezuela, miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), ha sufrido igual que Rusia las consecuencias de la caída del petróleo, que cayó por debajo de los 50 dólares el barril a finales de 2014.

Rodríguez, que ha dicho en varias ocasiones que apoya “totalmente” a Rusia en la escena internacional, también apoya a Moscú en el conflicto ucraniano.

Los acuerdos de Minsk, firmados el 12 de febrero entre Kiev y los separatistas prorrusos, “contribuyeron a poner fin a los métodos imperialistas” de Kiev en el este de Ucrania, aseguró.

En diciembre, el presidente Vladimir Putin, consciente de las consecuencias económicas del aislamiento internacional de su país, anunció querer “restablecer las relaciones tradicionales con el continente sudamericano” pero también cooperar con África y los países de Oriente Próximo.

En julio había llevado a cabo una gira diplomática en América Latina.