Epecuén es el nombre de un pueblo argentino que en otros tiempos fue un gran centro turístico. El Gran Hotel El Parque o el Monterreal, el complejo termal Mar de Epecuén, la estación de ferrocarriles y la costanera, todos atractivos que se perdieron bajo el agua luego de que la ciudad se inundara completamente en la década de los 80.

El poblado, ubicado en la provincia de Buenos Aires, sólo tenía alrededor de 1.500 habitantes, sin embargo, se estima que cada verano recibía un promedio de 25 mil visitantes que llegaban a disfrutar de sus encantos.

En 1975 las autoridades construyeron un canal que conectó varias cuencas para así poder regular el caudal de agua de todas las lagunas de la región. La mejora prometía que ninguna de ellas se secase o provocara inundaciones. Lamentablemente el proyecto de ingeniería fue descuidado después del golpe de estado de 1976, “se abrió la canilla, pero no se la cerró más”, declaró Rubén Besagonil, ex poblador de Epecuén, al diario argentino La Nación.

En 1980 la laguna comenzó a crecer 50 o 60 centímetros por año y se constituyó en una amenza al terraplén encargado de la protección del pueblo. De esta manera, una obra pensada y construida para solucionar la vida de pueblos costeros terminó siendo la condena y fin de Epecuén.

Juan Mabromata / AFP

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La tragedia

Tal como cuenta el medio español ABC, en 1985 el terraplén de protección cedió. La madrugada del 10 de noviembre la fuerza del agua, potenciada por las incesantes lluvias de aquel año, perforaró la única barrera de seguridad en la que confiaba el pueblo. El cambio se precipitó de manera veloz, al comienzo por cada hora el agua inundaba un centímetro de pueblo, a las dos semanas el agua cubría dos metros de Epecuén.

Sólo quedaba la resignación. La población tuvo que tomar lo que alcanzó y emprender la retirada. Carhué, ciudad de diez mil habitantes, ubicada a 12 kilómetros y a 570 de Capital Federal, fue el principal destino de la mudanza.

Alguno de los ex habitantes de Epecuén comenzaron un juicio contra el gobierno federal y lograron el pago del 50% del valor de sus viviendas, otros más pacientes consiguieron el pago total, pero luego de 15 años. “Nos quedamos sin plata, sin casa y sin trabajo. Fue muy difícil. Se siente tristeza e impotencia porque se podría haber evitado.”, lamentó Ricardo Zappia, sentado sobre los escombros de lo que fue su hotel.

Desde 2010 el agua ha bajado varios metros y las casas, o lo que queda de ellas han empezado a emerger desde las guas. Es muy poco lo que sigue inundado, para el próximo verano se estima que Epecuén estará completamente sobre la superficie. Quién sabe, quizás se convierta en un atractivo turístico nuevamente, en uno más triste.

Te invitamos a revisar este buen especial multimedia de diario La Nación: