Las autoridades iraquíes rechazaron este lunes las acusaciones realizadas por el secretario estadounidense de Defensa de que fueron incapaces de combatir y de mostrar voluntad de lucha contra el grupo Estado Islámico en Ramadi, tomada por los yihadistas.

El secretario estadounidense de Defensa, Ashton Carter, afirmó que la caída de Ramadi el 17 de mayo, la peor derrota que ha sufrido Bagdad en cerca de un año, podría haberse evitado.

“Tenemos un problema con la voluntad de los iraquíes de luchar contra EI y defenderse”, dijo el domingo a la cadena CNN el funcionario estadounidense.

Las fuerzas iraquíes no estaban en inferioridad numérica pues “sobrepasaban ampliamente a las fuerzas de sus enemigos”, sin embargo, “fueron incapaces al combatir y se retiraron de la zona”, afirmó el funcionario.

Washington ha sido uno de los aliados claves en la guerra emprendida por las autoridades iraquíes el año pasado para recuperar los territorios conquistados por el grupo yihadista EI, por lo que el primer ministro, Haider al Abadi, bajó el perfil a las duras críticas expresadas por Carter.

“Me sorprende que haya dicho eso. Quiero decir, que él ha sido un gran apoyo para Irak. Estoy seguro de que contaba con la información imprecisa”, afirmó Abadi a la BBC.

Tras meses de bombardeos y de despliegue de asesores para reformar y entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes, la estrategia parece haber fracasado a la hora de enfrentar las agresivas tácticas que utiliza el grupo.

“Las declaraciones del secretario Carter son sorprendentes y probablemente afecten la moral de las fuerzas”, dijo el experto iraquí Ahmed Ali, profesor visitante del Centro de Educación para la Paz.

Para el portavoz de las Unidades de Movilización Popular, que agrupa a varias milicias chiitas, la reticencia de Abadi a la hora de pedir su participación, influyó en la caída de Ramadi.

“Esta falta de voluntad mencionada por el secretario de defensa estadounidense es la forma que han tenido los enemigos de Iraq de representar a las fuerzas iraquíes”, dijo a la AFP Ahmed al Asadi.

La caída de Ramadi, punto clave de la provincia de Al Anbar, situada a un centenar de kilómetros al oeste de Bagdad, genera dudas, no solo sobre la estrategia del gobierno de Abadi, sino también sobre el plan ejecutado por Estados Unidos.

El gobierno admitió que hubo errores y prometió investigar la caótica retirada de sus tropas.

Los más de 3.000 bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos tampoco impidieron que EI reforzara su presencia en la zona donde declaró un califato entre Iraq y Siria.

Una de las críticas más duras vino de parte del general iraní Ghasem Suleimani, que dirige la Fuerza Qods, una unidad de los Guardianes iraníes de la Revolución encargada de operaciones exteriores, que asiste logísticamente a las tropas iraquíes en el frente.

“¿Cuál es la distancia entre Ramadi y la base Ain Asad donde está estacionados los aviones de Estados Unidos? ¿ Cómo pueden instalarse ahí con el pretexto de defender a los iraquíes y no hacer nada”, afirmó Suleimani.