Rustam Gulov caminaba por la calle en Tayikistán cuando fue detenido por la policía y llevado a la comisaría. Al salir, le habían afeitado la barba a la fuerza, una polémica medida que pretende hacer frente al auge del yihadismo.

En este país de mayoría musulmana de Asia Central, las autoridades también limitan el peregrinaje anual a la Meca o hacen campaña contra el porte del hiyab. Todo ello para frenar la influencia de los extremistas religiosos que llaman a la yihad en Oriente Medio.

Su inquietud se justifica en cifras: 300 de sus ciudadanos combaten en el seno del Estado Islámico y otros grupos leales. Según el gobierno, al menos 50 de ellos murieron en Siria.

El año pasado, cinco jóvenes quemaron sus pasaportes tayikos en Siria en un video publicado en Youtube, que el gobierno bloqueó rápidamente.

“Si tenemos en cuenta la cantidad de pelos en la sala, creo que afeitaron a entre 200 y 250 personas antes que a mí”, afirma Gulov, un célebre bloguero en su país, en una carta abierta al presidente, Emomali Rahmon.

Para muchos fieles musulmanes, llevar una barba como la del profeta es un simple deber religioso.

Pero como también es una obligación que imponen los grupos yihadistas a sus miembros, los policías tayikos dijeron a Gulov que llevar barba era contrario a “la política de Estado”, amenazándole con represalias físicas si no se dejaba afeitar, explica a la AFP.

Un portavoz del ministerio de Interior desmintió por su parte que el gobierno estuviera detrás de estos afeitados forzados, afirmando que los policías “se extralimitaron en sus competencias”. Confirmó no obstante que los agentes pueden acercarse a los jóvenes barbudos para asegurarse de que “se cuidan y siguen una higiene personal correcta”.

‘Arruinaron mi sueño’

Los musulmanes tayikos denuncian una creciente represión desde las controvertidas elecciones de marzo, ganadas por amplia mayoría por el gobernante Partido Democrático Popular de Tayikistán.

El gobierno asegura apoyar al islam, construyendo por ejemplo la mayor mezquita de Asia Central con una capacidad para 100.000 fieles.

Pero, paralelamente, el Comité para las Cuestiones Religiosas y Culturales prohibió a las personas menores de 35 años postular para el peregrinaje a la Meca en las listas controladas por las autoridades.

“Todos los días, ruego a Dios para poder visitar nuestros lugares sagrados. Pero las autoridades arruinaron mi sueño”, lamenta Maksadulo, un comerciante de 31 años de un suburbio de Dusambé.

Aún así, unos 6.000 tayikos realizan cada año el peregrinaje a la Meca y un tercio de ellos tiene menos de 35 años.

El hiyab, rechazado en la capital

“Todo el mundo, independientemente de su edad, tiene derecho a practicar su religión”, defiende Felix Corley, redactor de Forum 18 News Service, que vela por la libertad de culto en las exrepúblicas soviéticas, denunciando que el país limita también la participación de menores en actividades religiosas públicas.

Rahmon, al frente de este país de ocho millones de habitantes, ha denunciado en varias ocasiones la influencia de los fundamentalistas de Oriente Medio en el país.

En marzo, lamentó el aumento del porte del hiyab entre las tayikas, habitual en muchos países musulmanes, pero según él, hasta hace poco tiempo “jamás llevado, ni en los entierros” en su país.

Poco después, el alcalde de Dusambé anunció que las autoridades se asegurarían de que el hiyab dejara de ser importado o vendido en los comercios.

Hiyab | Hijabis4ever (CC) Wikipedia

Hiyab | Hijabis4ever (CC) Wikipedia