La tormenta Ana se degradó a “depresión tropical” y disminuyó su velocidad de desplazamiento en la costas tras tocar tierra el domingo en el sudeste de Estados Unidos, aunque los meterólogos advierten de marejadas, ráfagas fuertes y lluvias intensas.

Ana, que se adelantó a la temporada de huracanes que comienza normalmente en junio, tocó tierra la mañana de este domingo en la frontera de Carolina del Sur con Carolina del Norte.

El sistema de baja presión se volvió “casi estacionario” después de tocar tierra, pero se espera que aumente su velocidad hacia el noreste, indicó el Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) en su reporte.

El NHC, con sede en Miami (Florida, sureste), había emitido una alerta de tormenta tropical para 446 kilómetros de costa, que van desde South Santee River, en Carolina del Sur, hasta cabo Lookout, en Carolina del Norte.

El sistema registró lluvias en esas dos zonas de entre 30 y 61 centímetros sobre el nivel del suelo durante la marea alta y de 5 a 10 centímetros de lluvias y “amenaza para la vida y ráfagas constantes”.

Los vientos sostenidos también redujeron su velocidad a unos 56 KM/h después de haber registrado un pico de 87 Km/h el sábado.

El NHC temía que se produjeran inundaciones debido a la combinación de lluvias y fuertes mareas, así como de grandes olas que podrían alcanzar las costas.

Según los expertos, la tormenta disminuyó ligeramente su intensidad al tocar tierra firme, pero podría provocar lluvias de hasta 150 mm, inundaciones en zonas costeras, y vientos de hasta 65 km/h con rachas más fuertes.

“Las aguas podrían crecer uno o dos pies (de 33 a 66 cm) encima del nivel del mar en áreas costeras desde Cabo Hatteras en Carolina del Norte hasta Carolina del Sur”, según el reporte.

Además, “el oleaje provocado por Ana está afectando sectores de la costa sureste de Estados Unidos. Estas marejadas podrían generar olas y corrientes peligrosas”.

La agencia meteorológica precisó que Ana continuaría bajando en intensidad pero que se mantendría activa hasta el lunes.

Esta temporada de huracanes podría ser una de las menos activas desde mediados del siglo XX, a causa del fenómeno de El Niño, que genera condiciones adversas para la formación de huracanes, según el pronóstico de la universidad del Estado de Colorado divulgado el mes pasado.

La temporada de 2014 fue relativamente calma, con sólo seis de ocho tormentas tropicales que llegaron a transformarse en huracanes.