La canciller alemana Angela Merkel rindió homenaje este domingo a los soldados soviéticos muertos durante la Segunda Guerra Mundial y resaltó la necesidad de colaborar con Rusia a pesar de las tensiones causadas por el conflicto ucraniano.

A su llegada a Moscú, Merkel dejó una corona funeraria en la tumba del soldado desconocido, cerca del Kremlin, un gesto conciliador tras haber rechazado acudir el sábado a las conmemoraciones del fin de la Segunda Guerra Mundial en la capital rusa. 

“Es necesario que trabajemos, que cooperemos incluso en las situaciones complicadas, como la actual, e intentemos encontrar soluciones diplomáticas”, declaró la canciller alemana sobre su relación con Rusia, al inicio de una reunión con el presidente Vladimir Putin. 

Ambos mandatarios tenían previsto abordar la guerra de Ucrania, donde los combates entre el ejército de Kiev y los separatistas prorrusos del este del país han causado al menos 6.200 muertos en poco más de un año.

El sábado, Rusia organizó un multitudinario desfile para conmemorar el 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi, pero la mayoría de los países occidentales boicotearon las celebraciones en represalia por la implicación de Moscú en el conflicto ucraniano. 

Kiev y Occidente acusan al Kremlin de alentar la rebelión de los separatistas prorrusos y de proporcionarles incluso armas y soldados, unas acusaciones que Moscú siempre negó.

En los últimos meses, Merkel ha desempeñado un papel clave en las negociaciones sobre Ucrania, actuando como una intermediaria entre la aislada Rusia y los países occidentales.